Una de las principales razones por la que las empresas no ganan es que no tienen clara su estrategia. Cuando hablamos de esto, siempre hay que hacerlo pensando en cómo lo vas a lograr. La respuesta no está en descubrir un hilo negro, todo está en tomar las mejores decisiones, esas que te harán incrementar las posibilidades sobresalir en el mercado en el que compites.
El 75% de las startups terminan operaciones después del 2 años de existencia y una de las principales causas es la falta de objetivos claros y una planeación eficiente. Por eso tu meta es trazar un plan estratégico que te permita desempeñarte como los grandes de la industria.
Primero debemos definir cuál es nuestro winning aspiration, en dónde vamos a jugar para después plantear las siguientes preguntas: ¿Cómo es que vamos a ganar? ¿Qué nos hace distintos a la competencia? ¿Competiremos con una estrategia de bajo costo o de diferenciación? En el juego de los negocios hay que tener claro cuáles son nuestras mejores fichas, cuáles nos hacen diferentes a los demás competidores y cuáles consolidan nuestra ventaja competitiva.
Uno de los mejores jugadores en la mezcla de estrategia y ejecución de sus capabilities es Nike, ya que tiene perfectamente claro cómo participa en su mercado. Veamos: esta marca tiene claro que la cultura de “just do it” se transmite al interior de su compañía, es eficiente en su cadena de suministro, sus diseños y sus materiales son innovadores, tiene alianzas con importantes atletas que crean un sentimiento aspiracional para su cliente y una gran presencia de marca.
¿Cómo puedes lograrlo? Para esto tienes que analizar qué hace bien tu empresa en la gestión, operación y en activos. Veamos cada uno de estos aspectos.
Capacidad de Gestión
Una correcta ejecución sucede cuando tienes un gran equipo y un manejo adecuado de las finanzas; una buena gestión regulatoria; y si tienes fusiones, adquisiciones, alianzas o socios estratégicos. Además,es ideal tener una clara estrategia en la unidad de negocio y la creación de valor; la gestión de talento y de cultura empresarial. Por ejemplo, debes tener claridad si tu empresa asigna correctamente los recursos, si existe una adecuada administración del capital, ejecución estratégica, visión compartida, si usas herramientas para medir sus resultados, si usas el feedback que recibes para mejorar, si tienes una cultura empresarial que hace a todos ir para el mismo lado o saber si la toma de decisiones es efectiva.
Capacidad Operativa
Evalúa el abastecimiento que tiene tu empresa, la cadena de suministros y las operaciones, el desarrollo del producto e innovación, el Go-to-market y la experiencia del cliente que ofrece. La identificación y verificación de los proveedores, la buena gestión de costos, el manejo de inventario, el diseño y desarrollo de producto, la optimización de producto, la efectividad en ventas y canales de distribución, la estrategia de precio, la experiencia del cliente o lealtad, son algunos de los ejemplos que engloban las capacidades operativas. ¿Cuáles de estos has detectado que nadie hace mejor que tú y en cuales tienes deficiencias? Selecciona aquellos en lo que eres inigualable y que, con los recursos que tienes puedes mejorar.
Activos propios
Estos son tus recursos tangibles, personas y talento, tecnología, propiedad intelectual y data, marca y propuesta de valor, y relación con el cliente. Verifica que tu empresa tenga: reconocimiento de marca, propiedad tecnológica, acceso a pools de talento calificado, identidad corporativa y reputación o estabilidad del cliente. Presta atención muy bien en este punto, pues debes de tener muy claro no sólo cuáles haces mejor, sino quiénes de tu empresa desarrollan tecnología de ser el caso, y son adaptables a los cambios. ¿Tienes alguna patente que te de unicidad? ¿Tu empresa se hace por su talento? ¿Tu marca tiene renombre? ¿En cuales de ellos puedes considerar que tienes ventaja?
Esas respuestas las logras trazando un esquema de todas las capacidades que acabamos de enumerar y siendo honesto, debes de marcar en qué si tienes ventaja y en qué no. Quizá la mejor estrategia no sea mejorar lo que no haces bien, es decir, tus debilidades, sino centrarte y mejorar tus fortalezas para ser inigualable en lo que haces muy bien para que nadie esté por delante de ti.
Fuente: Entrepreneur