«Si bien pueden existir objetivos generales a largo plazo, establecer metas más pequeñas o intermedias ayuda a mantener el enfoque y a que los colaboradores se vean progresando. Esto también les permite recibir retroalimentación y ajustar su trabajo en caso de ser necesario.”
Por Dr. Virgilio A. Cordón
Es común encontrar situaciones en las que los colaboradores requieren un seguimiento constante para mantener su rendimiento, pero la idea es empoderarlos para que se responsabilicen de sus resultados sin que se necesite una supervisión constante y puedan alcanzar resultados de manera autónoma. La autogestión no solo se refiere a la capacidad de administrar el tiempo, sino también a la forma en que los empleados se organizan, priorizan tareas, toman decisiones y resuelven problemas por sí mismos. A continuación, desglosaré cómo fomentar estas habilidades y cómo pueden ser aplicadas en tu equipo.
1. Organización del tiempo
La habilidad para gestionar el tiempo de manera eficiente es fundamental para la autogestión. Sin una buena administración del tiempo, incluso los colaboradores más capacitados pueden sentirse desbordados por sus responsabilidades.
¿Cómo desarrollarla?
Herramientas y técnicas de gestión del tiempo: Puedes proporcionarles herramientas como aplicaciones de gestión de tareas. Enséñales a usar estas herramientas para organizar sus tareas diarias, semanales y mensuales.
Establecimiento de prioridades: Anímales a que utilicen métodos como la matriz de Eisenhower (urgente/importante) o el método ABC (clasificar tareas por importancia) para ayudarles a priorizar lo que realmente impacta en los resultados.
Bloques de tiempo: Fomentar el uso de bloques de tiempo (time blocking), donde los colaboradores asignan tiempos específicos para tareas importantes, puede evitar que se pierdan en distracciones y les permite ser más eficientes.
2. Toma de decisiones
El proceso de tomar decisiones es clave para la autogestión. Cuando los colaboradores son capaces de tomar decisiones informadas de manera independiente, se reduce la necesidad de supervisión constante.
¿Cómo desarrollarla?
Fomentar la toma de decisiones autónoma: Crea un entorno donde los colaboradores sientan que tienen la libertad de tomar decisiones dentro de su área de responsabilidad. Puedes guiarlos al principio con ejemplos y escenarios de toma de decisiones (la mejor forma es hacerlo en la práctica).
Delegación gradual: Si están acostumbrados a depender de ti para tomar decisiones, comienza a delegarles pequeñas decisiones que no afecten gravemente el resultado final, para que puedan ganar confianza en su juicio.
Reflexión sobre decisiones pasadas: Haz que reflexionen sobre las decisiones que han tomado previamente, tanto positivas como negativas. Esto les ayuda a aprender de sus experiencias y mejora sus habilidades para futuras decisiones.
“Fomenta un entorno donde los colaboradores sientan que pueden tomar decisiones y gestionar su propio trabajo. Cuando las personas tienen un sentido de propiedad sobre sus tareas, se vuelven más responsables y comprometidas.”
3. Manejo de problemas y desafíos
Un colaborador autogestionado no solo sabe administrar su tiempo, sino también cómo enfrentar los problemas y desafíos que surgen en su trabajo. Si un problema aparece, debe tener las herramientas para identificarlo, analizarlo y encontrar soluciones, sin necesitar que te lo informen constantemente.
¿Cómo desarrollarla?
Técnicas de resolución de problemas: Enseña a tus colaboradores metodologías de resolución de problemas, como el análisis de causa raíz o el método de los 5 porqués, para que puedan identificar la raíz de los problemas y encontrar soluciones efectivas.
Fomentar la resiliencia: Los empleados deben sentirse cómodos enfrentando desafíos sin sentirse derrotados. Fomenta una mentalidad de crecimiento, donde los errores se ven como oportunidades para aprender y mejorar.
Evaluación de riesgos y consecuencias: Ayuda en la práctica del día a día a tus colaboradores a desarrollar la habilidad de evaluar los riesgos de diferentes decisiones y las consecuencias de sus acciones. Esto les permitirá tomar decisiones más informadas y menos arriesgadas.
4. Responsabilidad personal
La autogestión está profundamente relacionada con la capacidad de asumir la responsabilidad del propio trabajo. Un colaborador que se siente responsable de sus tareas es menos probable que necesite supervisión continua.
¿Cómo desarrollarla?
Establecimiento de metas profesionales: Anima a tus colaboradores a que se fijen metas personales dentro del marco de su trabajo. Esto crea un sentido de responsabilidad y logro que los motiva a mantenerse enfocados.
Evaluaciones regulares de desempeño personal: Aunque no se trata de micromanagement, puedes fomentar que se autoevalúen regularmente, analizando qué han logrado, qué desafíos han enfrentado y qué pueden mejorar.
Promover la propiedad de los proyectos: Da a tus colaboradores la propiedad de proyectos específicos. Esto significa que serán responsables directos del éxito o fracaso de esos proyectos, lo que aumenta el sentido de responsabilidad.
5. Gestión emocional
Los colaboradores autogestionados no solo deben administrar su tiempo y sus tareas, sino también sus emociones. La capacidad de manejar el estrés, la frustración o la presión es clave para mantener un rendimiento constante sin necesidad de supervisión.
¿Cómo desarrollarla?
Técnicas de manejo del estrés: Un colaborador que no sabe manejar el estrés usualmente no rinde lo que debería, por lo que darle herramientas para que se sienta en control de la situación ayuda a tus colaboradores a estar más centrados y menos afectados por el estrés. Esto también puede incluir sesiones de capacitación en cómo manejar la presión en momentos críticos.
Técnicas de autorregulación emocional: Fomenta el uso de técnicas para manejar la frustración o emociones negativas, como la reestructuración cognitiva (cambiar o ampliar la perspectiva) o el establecimiento de límites saludables para evitar el agotamiento.
6. Fomentar la autoevaluación y la mejora continua
Los colaboradores que tienen un enfoque de autogestión tienden a ser también personas orientadas al aprendizaje y la mejora constante. El desarrollo de esta habilidad les permitirá identificar sus propias debilidades y trabajar en ellas sin necesidad de que un gerente les diga qué mejorar.
¿Cómo desarrollarla?
Evaluación constante de desempeño: Anima a tus colaboradores a revisar regularmente su propio rendimiento, identificar áreas de mejora y establecer planes para abordar esas áreas.
Fomentar la retroalimentación mutua: Una cultura de feedback entre compañeros puede ser muy poderosa. Anímales a que se den retroalimentación entre ellos de manera constructiva, lo que fomenta el autoconocimiento y la mejora continua.
7. Promover la comunicación efectiva
Los empleados autogestionados deben ser capaces de comunicarse de manera efectiva, tanto con su equipo como con sus superiores. La comunicación proactiva evita malentendidos y promueve una mayor autonomía en el trabajo.
¿Cómo desarrollarla?
Capacitación en habilidades de comunicación: Facilita talleres o recursos sobre comunicación efectiva, escucha activa y cómo expresar ideas o necesidades de manera clara y asertiva (es decir evitando ser pasivos o agresivos).
Fomentar la proactividad: Anima a tus colaboradores a anticiparse a los problemas o a comunicar avances de manera proactiva, lo que demuestra una actitud responsable. Toma menos tiempo pensar en cómo anticipar el problema que cuando ya lo tenemos en las manos.
Al desarrollar estas habilidades en tu equipo, puedes reducir la necesidad de supervisión constante y fomentar un ambiente en el que los colaboradores se responsabilicen de su propio desempeño, manteniendo altos niveles de productividad y motivación. Éxitos.