Hace casi ocho meses, un pequeño grupo no identificado plenamente, tiene paralizadas las labores presenciales en la universidad nacional, con pérdidas millonarias en equipo e insumos. Los docentes de la USAC, Julio Valdés y Secil de León, comentan el hecho. Mientras Valdés menciona que la autonomía universitaria es a la vez fortaleza y debilidad para la USAC, De León enfatiza en el contexto electoral, que convierte a la USAC en un botín político y nicho de votantes.
Roxana Orantes Córdova
Doscientas hectáreas de terreno de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) fueron ocupadas hace casi ocho meses por un grupo llamado Coordinadora General de Estudiantes, de entre 15 y 30 personas, según catedráticos.
Los efectos de esta acción son devastadores para el presupuesto de la casa de estudios superiores del Estado, señala Julio Valdés, quien menciona que el ingreso de la USAC podría duplicarse debido a los daños en equipo, insumos y hurtos.
Por su parte, de León enfatiza en el aspecto político electoral de la situación, que a su criterio podría extenderse hasta el momento de las elecciones, ya que la USAC es un botín político, con influencia en la elección de por lo menos 80 puestos de gobierno.
Una acción política que fracasó pero costará millones al Estado
Julio Valdez, profesor de la USAC, expresa:
“En general, el campus central lleva cerca de ocho meses ocupado. La toma fue promovida por docentes y estudiantes contra la elección de Walter Mazariegos a rector. Este grupo asegura que Jordán Rodas, ex Procurador de los Derechos Humanos, ganó la elección y está (o estuvo), avalado por Rodas.
La coordinadora de estudiantes que maneja la toma está conformada por no más de 30 personas, y luego de ocho meses, se reportan pérdidas millonarias en la USAC. Muchos activos se deterioraron.
Por ejemplo, equipo y reactivos químicos en laboratorios, animales que literalmente se murieron de hambre, denuncias por robos de fibra óptica y equipo de computación son algunos de los saldos.
Además, el Estado pagó el salario de muchas personas que no han asistido a labores en estos meses. Aunque muchos docentes impartieron clases virtuales, los que apoyan el paro eligieron no dar clases y aun así los estudiantes ganaron, como una muestra de “solidaridad” a la acción.
Empleados de parqueos y mantenimiento también recibieron sus sueldos, lo que representa una gran erogación de presupuesto, que sumada a la reparación de los daños cuando se retorne a las clases presenciales, podría duplicar el presupuesto de la universidad. La demanda política de la coordinadora es insalvable.
Premisas falsas que se convierten en consigna: la privatización y la eliminación de la autonomía son un mito
Es un hecho que Jordán Rodas ya no va a regresar. Como candidato vicepresidencial, no le interesa pelear el puesto de rector universitario. Por otra parte, Mazariegos asumió avalado por el Consejo Superior Universitario (CSU).
Los supuestos estudiantes, avalados por docentes afines a Jordán Rodas, también pretendieron defenestrar al CSU, lo que resulta paradójico ya que no solo el rector es electo por este ente, que también nombró a los catedráticos y otros funcionarios que avalan la toma. Cuestionar al CSU sería cuestionar su propia existencia como funcionarios, afirma Valdez, quien agrega:
“Con el fracaso de las demandas políticas, se lanzan otras demandas, como la lucha por la autonomía universitaria y la supuesta privatización de la universidad. Ambas son totalmente falsas, ya que desde los años 40, ningún gobernante intentó modificar la condición pública de la USAC ni eliminar la autonomía. Para ello, debe reformarse la Constitución. Por el momento, la autonomía y el carácter público de la USAC son inamovibles.
Se han usado estos argumentos para movilizar a los 30 estudiantes que tienen en jaque a la universidad. Lo más paradójico es que esto es resultado de la autonomía, que permite a la USAC realizar sus propias elecciones. La autonomía, que es la mayor fortaleza de la USAC, también es su mayor debilidad”.
Negociando impunidad
Para Valdez, el fin de la toma dependerá del rumbo que tomen las negociaciones actuales. Los responsables de esta acción quieren evitar cualquier demanda penal en su contra, por el saqueo y deterioro de equipo.
Por otra parte, los empleados a cargo de estos bienes, que van desde animales a computadoras, deben responder por estos ante las autoridades. Y el rector, como funcionario público, no puede caer en el delito de omisión de denuncia.
Aunque se conoce el nombre de muchos docentes implicados en esta acción, la mayor parte de supuestos estudiantes es anónima y quieren «evitar que se les criminalice», por lo que aparentemente, al día de hoy, el punto fundamental de la negociación es lograr que el rector en funciones no los denuncie (aunque está obligado por la ley, y esta es otra paradoja)
“En campaña electoral, todo es posible”, afirma Secil de León
Secil de León, docente universitario y analista político, expresa:
“Es necesario recordar que esta es la tercera toma del campus universitario en este siglo. Se origina en el descontento del sector que apoya a uno de los contendientes en la elección pasada a Rectoría, en este caso Jordán Rodas, entonces procurador, tras la acusación de fraude para imponer al actual rector Walter Mazariegos.
Un grupo tomó el Campus universitario, entonces vacío porque todo se hace remoto a partir del coronavirus. Es una toma simbólica que lleva varios meses desde su inicio. Además se tomaron diferentes sedes y oficinas de la USAC en todo el país.
En enero la universidad comienza a retomar labores administrativas y docentes, probablemente a partir de la próxima semana. Por decisión del Consejo Superior Universitario podría seguir en línea en enero.
Algunos están de acuerdo, otros no. Se dice que son estudiantes los que toman y en algunos
Quienes tomaron el campus nunca se identificaron, no sabemos si son estudiantes o no. Se formó una Coordinadora General de Estudiantes para organizar la toma,
En este momento el TSE convoca a elecciones y estos tres meses son para hacer campaña electoral. No es rara la coincidencia de que las bases o los que apoyaron a Jordán Rodas extiendan la toma hasta la campaña. Por un lado tenemos a Rodas avalando a Thelma Cabrera y por otro tenemos al decano de Economía, Luis Suárez, de candidato vicepresidencial por el partido oficial. Se expresan nuevamente los intereses que ambos representan.
Rodas logró extender la toma hasta este momento, que le va a servir en su campaña por el MLP, que tiene bases universitarias. El problema para ellos es que como la virtualidad les impide tener contacto personal tienen que recurrir a las redes y en 2015, como en 2011 en los países árabes y en 2014 en Ucrania, las redes tienen capacidad de movilizar gente y hasta actuar de catalizadores para cambios de régimen.
Las redes sociales no las manejamos en Guatemala. Sabemos que son propiedad fundamentalmente de gente en Estados Unidos, cuyo gobierno, agencias y secretarías, están inmiscuidos en las publicaciones y el favoritismo o la censura en las redes.
Vamos a ver una campaña electoral muy empujada en redes, claro que también se hace en tierra, ya estamos inundados de vallas, afortunadamente se mantiene la prohibición de música y contenidos electorales, porque si no estaríamos inundados de música y cancioncitas promoviendo candidatos.
En el fondo, la ocupación de la universidad de parte de personas que se dicen estudiantes, pero nadie sabe quiénes son y a quién representan. Esto motiva descontento de estudiantes de ciencias exactas, como Química, que no pueden entrar a los laboratorios porque los que están tomando las instalaciones no se los permiten.
Lo que no ha habido es un acuerdo. No se ha llegado a lo que interesa negociar a la Rectoría y los ocupantes. Lo que vimos en la desocupación de otras sedes es que todo se resuelve con acuerdos y en el caso del campus central, se resolverá cuando las dos partes tengan voluntad política.
Pero el tema es que lo universitario pasó a lo nacional y la universidad es un actor político, puede nombrar a más de 80 funcionarios de alto nivel. De eso se trata. Vemos y veremos otros representantes de diversos grupos aprovecharse.
Por ejemplo, estamos viendo al diputado Román Castellanos, que pretende inmiscuirse en asuntos de la Escuela de Ciencia Política, cinco años tarde, pero como estamos en año electoral todo es posible, y los políticos quieren aprovecharse.
En la universidad hay por lo menos 200 mil personas en edad de votar y por tanto es un gran nicho. En el fondo, la ocupación es una extensión de la campaña electoral. La llevaron hasta el día de hoy con hule canche. Empezaremos a ver una nueva dinámica en el tema de la universidad.
De aquí, y probablemente hasta junio, veremos que los intereses de quienes representan esas personas que están ahí, obviamente no la mayoría de profesores o estudiantes. Cuando termine la toma veremos quienes son los beneficiados y veremos si esto que comento es real o no”.