Aunque Guatemala es uno de los países donde más personas se lanzan a iniciar emprendimientos, el 96% de estas iniciativas fracasan. A nivel mundial, solo el 20% de los emprendimientos logra subsistir. Muchos de los que logran mantenerse, han tenido el apoyo de las “incubadoras”, que asesoran y acompañan los primeros pasos de las empresas.
Redacción Perspectiva
A finales de 2019, el Reporte Nacional de Guatemala en el Monitor Global del Emprendimiento, caracterizó la situación del emprendimiento en Guatemala, donde el 95% de los encuestados para ese estudio lo consideraba como buena opción para generar ingresos. Mientras el 52.9% emprende por necesidad, un 47.1% identificó una oportunidad.
De cada tres emprendimientos, dos se orientan al consumo, que va de panaderías y tiendas de barrio a librerías o alimentos.
Análisis defectuoso del mercado, falta de capital, equipo inadecuado e incluso falta de compromiso son algunos de los factores que motivan estos altos índices de fracaso.
Las incubadoras o aceleradoras de empresas apoyan al desarrollo exitoso de iniciativas de emprendimiento (incubadoras) o empresas ya constituidas (aceleradoras). Esto, combinando el apoyo en recursos y servicios empresariales que apoyan a la constitución de empresas exitosas, que logren convertirse en viables e independientes.
Las incubadoras generan trabajo, desarrollan comunidades y promueven nuevas tecnologías. Proveen asesoría administrativa, técnica y consultorías. Algunas ofrecen oficinas con rentas flexibles, equipo tecnológico y asistencia, además de orientar en la búsqueda de financiamiento, con lo que contribuyen a que quienes inician un emprendimiento no se queden en el camino poco tiempo después de iniciar el sueño de su vida.