Elvia Monzón dirige la Cooperativa Integral de Pequeños Productores de Rancho Viejo en San Antonio Huista, Huehuetenango, donde la pandemia dificulta la actividad de los cafetaleros locales, pero no logra impedir que esperen tiempos mejores, narra un comunicado del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Redacción Perspectiva
Según recuerda Elvia Monzón: “Mi papá tenía café sembrado, y desde que yo tenía 7 años me llevaba a recoger. En ese entonces no venía gente de otros lugares, uno mismo y su familia trabajaba en la cosecha”, rememoró. “Cuando tenía 17 años, me dio un terreno de 5 cuerdas, yo misma hice mi semillero y mi almácigo, desde entonces”.
Se casó a los 20 años y en 2001 su esposo emigró a Estados Unidos. Elvia se quedó a cargo de sus cuatro hijos y emprendió el difícil camino de convertirse en una mujer caficultora. “Como cultivaba el café, necesitaba capacitarme para poder mejorar la producción. Por eso me acerqué a un grupo de amistades y me incorporé a la asociación AIDEC”, la Asociación Integral de Caficultores Rancho Viejo”.
En 2013, ella era la única mujer entre los 15 hombres del grupo, quienes le preguntaban “para qué se capacitaba, si ella sola no podía hacer el trabajo”. Esos comentarios no impidieron que en 2015 se convirtiera en directora de la asociación, actualmente una cooperativa que ella preside y en la que participan 56 miembros, de los cuales 15 son mujeres.
Con apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), a través de PROCAGICA y la Asociación de Cooperación al Desarrollo Integral de Huehuetenango (ACODIHUE), además del acompañamiento de ANACAFE. Con este apoyo, lograron comercializar unos 1,500 quintales de café pergamino y lograron renovar la mayor parte de los cafetales.
Coincidiendo con su cumpleaños 50, recibió la tostadora para la Cooperativa Integral de Pequeños Productores de Rancho Viejo, y aunque no sabía cómo iban a manejar ese equipo, “aprendimos por nuestra cuenta, observando a los tostadores en la primera visita, y el café nos salió excelente”, cuenta. Y aunque la pandemia ha frenado un poco los planes de crecimiento y el uso de la tostadora, una vez que pase la pandemia, Elvia espera hacer realidad otro sueño: que la cooperativa adquiera un edificio para almacenar el café.