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domingo, mayo 11, 2025

Sorpresas de la Arena Política

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Ollanta Humala era un nombre que pocas veces se había escuchado en los medios internacionales hasta su primera candidatura en el 2006 en Perú, cuando en la primera vuelta obtuvo el mayor porcentaje de votos, pero luego de la segunda vuelta, le ganó —según él por un plan político en su contra orquestado por Alejandro Toledo— su opositor Alan García. En las siguientes elecciones de 2011, Humala volvió a presentarse como candidato, con una influencia obvia de la izquierda y con Hugo Chávez como padrino solapado. En una de las encuestas más respetables realizadas en Perú, se indicaba que a un mes y 11 días de los comicios presidenciales peruanos, no existía una tendencia de un vencedor en la primera vuelta electoral. Es más, el análisis colocó a Alejandro Toledo como el vencedor, con el 30% de la intención de voto.


Keiko Fujimori, hija del controversial ex presidente peruano, era la segunda favorita y Humala aparecía hasta en una cuarta posición, con apenas 11 puntos porcentuales».


El desarrollo de esa campaña electoral pasó de aburrido a sorpresivo, creando un efecto directamente proporcional entre la caída de la bolsa y la moneda peruana y el ascenso de Humala como el candidato favorito del electorado. Y al fin y al cabo, Humala se convertiría en el 94o. Presidente de Perú. ¿Quién diría? El sur está cada vez más a la izquierda y nosotros, del centro, podríamos ir igual, con un Norte cada vez menos fuerte o ¿más ausente? El punto es, que las encuestas colocaban a Humala, el eventual ganador, en un cuarto ¡cuarto! lugar…

Jorge Carpio Nicolle participó en dos procesos electorales en nuestro país, y en ambas oportunidades, según las encuestas, se le calificaba como el ganador. En un debate que parecía planeado, Jorge Serrano Elías se presentaba como candidato presidencial, y aprovechando el momento para regañar al entonces presidente Cerezo, terminó figurando sorpresivamente en las elecciones de 1990 como el segundo favorito, cuando en encuestas anteriores ni siquiera se le daba importancia, y subiendo en popularidad, meses después se convirtió en mandatario y el protagonista del famoso autogolpe. ¿Quién iba a imaginar que hubiera un oportunista con tanta suerte?

En las elecciones de 2007, Otto Pérez tuvo un ascenso vertiginoso en las encuestas, y hasta se perfilaba ganador en primera vuelta. La historia demostró que una vez más, en política no hay nada seguro y Colom ganó las elecciones con un margen de 5 puntos en la segunda vuelta. Manuel Baldizón, en las elecciones del 2015, se perfilaba como el candidato vencedor, con encuestas que marcaban hasta un 40% de preferencia… este ejemplo está más vigente y todos lo recordamos: no quedó ni siquiera como un segundo lugar para lograr participar en una segunda vuelta.

En fin, las encuestas vienen y van pero nada está escrito en piedra. Casos como los anteriores nos demuestran que: es probable que gane el que se perfila como cuarto lugar; que no gane el que se perfila como el eterno ganador; que fuertes subidas en encuestas no significan una victoria contundente; y, que el que nunca figuró, de un día para otro puede ser el Presidente. La coyuntura actual nos presenta un caso similar: Jimmy Morales aparece como un candidato sorpresa y arrebata de las manos de la vieja política la Presidencia. Un candidato que sin desgastes políticos, fuertes inversiones y previa experiencia, se vio beneficiado por todo el escenario tétrico que se vivió en este último año, aunado a candidatos que solo representaban más de lo mismo. En esta arena movediza que es la política, hay que estar listo para todo… Y si no, ¡pregúntenle a Humala!

 

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