“Golfo Dulce” fue el nombre dado por los primeros colonizadores españoles al Lago de Izabal, que con 590 kilómetros cuadrados, es el mayor lago de Guatemala. Alrededor, habitan varias comunidades cuya principal ocupación es la pesca artesanal, amenazada por variables que también son un peligro para la biodiversidad del lugar. Al mismo tiempo, se realizan acciones para mermar los daños, como la colocación de arrecifes artificiales y la inauguración de la primera tienda de accesorios de pesca responsable en la zona.
Roxana Orantes Córdova
Una de las primeras menciones al lago de Izabal está en una carta de Hernán Cortés, quien relató al rey de España su viaje a Honduras en 1526. Hacia 1555, indica una monografía del lago, un familiar cercano de Pedro de Alvarado naufragó en el “Golfo Dulce” y en su relación del hecho narró cómo se salvó milagrosamente, nadando en medio de “grandes cantidades de lagartos”.
Cuatrocientos sesenta y siete años después, el entorno sigue siendo hermoso y rico en flora y fauna, aunque muchas variables modificaron el panorama, afectando a especies nativas en peligro de extinción pero además, a la principal actividad económica para los lugareños: la pesca artesanal.
Golfo Dulce: pesca artesanal amenazada
Los peces del lago son fuente de ingresos para los habitantes y elemento importante en su dieta. Por lo menos 22 poblados y cientos de pescadores, así como hoteles, restaurantes y personas del lugar, tienen estrecha relación con la actividad pesquera, que según un estudio de la USAC avalado por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, está amenazada actualmente por:
- Deterioro del manglar, del que depende la buena salud del lago.
- Crecimiento de actividades de ganadería y agricultura en la cuenca.
- Uso incontrolado de agroquímicos y fertilizantes.
- Falta de saneamiento a las aguas residuales dentro de los poblados
- El río Polochic, principal afluente, pasa por varios poblados, arrastrando diversos nutrientes hacia el Lago de Izabal.
Paraíso de diversidad biológica en peligro
Desde la pequeña rana verde de ojos rojos hasta el oso hormiguero y el rey indiscutible del lago, el manatí, la fauna en el lugar es impresionante, si bien un gran número de estos animales está en peligro de extinción.
En el lago habitan por lo menos 33 especies de peces, de los que tres son endémicos, además de 280 especies de aves y variedad de anfibios y reptiles.

No es raro encontrar noticias sobre fauna silvestre rescatada. Muchos de estos ejemplares son maltratados y traficados. También es común que el CONAP informe sobre diversas medidas de protección. Por ejemplo, en abril recién pasado instalaron 10 nidos artificiales para fomentar la protección y reproducción del loro cabeza amarilla (Amazona oratrix)


En cuanto a los manatíes y otras especies marinas, el mayor peligro que enfrentan es la pesca ilegal. Hace algún tiempo, los medios divulgaron la imagen de un manatí flotando muerto, debido a descuidos de embarcaciones o bien, a que pudo haber caído accidentalmente en un trasmallo o red usada para la pesca. El tamaño y características de estas redes están cuidadosamente reglamentados en la ley, pero algunos no la cumplen y tampoco sufren las consecuencias.
“Jaladores”: obtienen beneficios, pero con efectos trágicos
En 2011, una investigación de la Dirección General de Investigación (DIGI), de la USAC, menciona una reducción del 90% en las capturas (de peces y mariscos), así como el incremento en el número de “jaladores», que el texto describe como “aquellos pescadores que buscan obtener más beneficios a costa del recurso sin mayor esfuerzo”.
La disminución del número de especies, y de individuos por especie, motivó el estudio mencionado, que tuvo como objetivo proponer métodos de pesca pasiva, “no más efectiva que la red de arrastre, con un éxito de captura muy alto, pero con efectos devastadores”.
El artículo 80 de la Ley General de Pesca y Acuicultura detalla en 17 incisos, múltiples prohibiciones para la pesca ilegal.
Y aunque las sanciones a esto y a la depredación del mangle son prácticamente nulas, no pueden negarse los esfuerzos institucionales para combatir la pesca ilegal.
En la imagen, un grupo de Dirección de Protección a la Naturaleza, coordinada con el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), realiza un patrullaje en el lago.

Golfo Dulce: la lucha por mantener viva la pesca y la biodiversidad
Varias asociaciones e instituciones trabajan para mantener vigente la vida del lago. Entre otros esfuerzos, los ya mencionados del CONAP y diversidad de estudios académicos que realizan propuestas.
Por ejemplo, el 15 de julio se inauguró Caribe Pesca, la primera tienda de accesorios de pesca comprometida con buenas prácticas. Con apoyo de USAID, a través del Proyecto Regional de Diversidad Costera, Caribe Pesca favorecerá a 3 mil pescadores de la Red de Pescadores Artesanales del Caribe Guatemalteco y Lago de Izabal.
Entre otros productos para favorecer las buenas prácticas, cuentan con redes de pesca con la luz de malla (diámetro de las separaciones en la malla) adecuada para la sostenibilidad, hieleras para inocuidad y frescura de los productos y anzuelos.
Ubicada en Livingston, Izabal, la tienda surgió de los proyectos presentados al Programa de Pequeñas Donaciones del Proyecto Regional de Biodiversidad Costera, que se ejecuta desde 2018, por un consorcio liderado por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
La iniciativa fue posible con apoyo del Fondo Nacional para la Reactivación y Modernización de la Actividad Agropecuaria (FONAGRO) de Guatemala.
La tienda se propone también contribuir con la Red de Pescadores Artesanales, conformada por 33 comunidades pesqueras.
En marzo de 2021, la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Izabal y Río Dulce (Amasurli), el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), el Club Rotario y el Ministerio de Agricultura, participaron la colocación de 200 arrecifes artificiales en el lago, para favorecer al anidamiento y reproducción de especies nativas de peces.
Además, el MARN realiza monitoreos periódicos para verificar la calidad del agua, mientras Amasurli cuenta con 23 estaciones de muestreo para verificar que no haya contaminantes dañinos para los ecosistemas. Según Amasurli, en meses previos a marzo de 2021 no se detectaron alteraciones en la composición del agua, pero se encontró sedimento en el fondo del lago, como consecuencia de los desechos sólidos.
Y entre otras actividades, las autoridades capacitan constantemente a la población sobre la pesca moderada, indicó el MARN.