«Todavía tenemos República. El Legislativo le corrigió la plana al Ejecutivo», se escuchó decir a uno de los emocionados legisladores cuando finalmente, luego de esperas que motivaron suspicacia, el Estado de Calamidad resultó improbado por el Congreso, con 81 votos a favor de la improbación y 69 en contra.
Redacción Perspectiva
El decreto de improbación fue aprobado cerca de la medianoche, pasando por incidentes como la pérdida del audio oficial en el canal Congreso, que llevó a que más de doscientas mil personas se conectaran al Facebook Live del diputado Aldo Dávila.
Con la votación, concluyen (temporalmente), el toque de queda y otras medidas de restricción sanitaria que el Ejecutivo intenta imponer argumentando que Guatemala pasa por un agravamiento de la pandemia incontrolable, con caudas extremadamente dramáticas, si bien los objetores de las restricciones argumentan el pésimo manejo de miles de millones que ya fueron destinados a la atención del COVID-19, a través de donativos y asignaciones presupuestarias.
Mientras, los habitantes del interior realizan concurridas fiestas patronales y bailes de otra naturaleza, y la economía apenas comienza a repuntar, aunque las secuelas del prolongado cierre en 2020 siguen mostrándose con quiebras de empresas y negocios.
En el Congreso ayer pudieron observarse, desde la visita de médicos a largas pausas que dejaron la votación suspendida durante 30 minutos durante los que no se registró ni un voto. Todo ello, con el aparente fin de «levantar» la votación a favor de las restricciones.
Sin embargo, al final prevaleció la voluntad de la mayoría.
