La desinformación sumada a una estrategia errática para combatir la pandemia de coronavirus amenazan a Guatemala, que ya se encuentra sumida en una tremenda crisis, la cual podría agravarse si la economía permanece cerrada, dijo Inés Ibargüen, en entrevista con Perspectiva.
Redacción Perspectiva
Inés Ibargüen es una empresaria y publicista guatemalteca quien desde 2002 ha participado como voluntaria en temas como salud y educación. A través de esa experiencia, comprendió que lo principal es fortalecer el Estado de Derecho
“Soy voluntaria desde el 2002. He decidido y ofrecido a Dios trabajar por Guate. De ser posible anónimamente. Creo en Guate y le pido a Dios me permita ver un gran país tal como sé que es. Conozco de desnutrición crónica, sistema fallido de salud y sistema fallido de educación”.
Hace cuatro años es activista con Guatemala Inmortal. “Y vamos por más, si Dios nos lo permite”, comenta.
¿Cuál es el impacto económico del confinamiento?
Más de seis mil empresas pequeñas y medianas que cerraron, creo que más de cien mil empleos formales y muchos más informales. Conozco familias sin empleo o que solo una persona está trabajando.
Es catastrófico. Se pudo evitar quitando ciertos impuestos o prorrateándolos, pasando la ley de trabajo a tiempo parcial. Hubo varias leyes que pudieron pasar al principio del COVID. Llevamos casi cinco meses de cierre.
El IGSS se quedó corto como seguro social y atención de emergencia. Quienes tributaron durante años, al ser despedidos perdieron toda su tributación. El seguro no los apoyó y el gobierno inició las transferencias ofrecidas tardíamente. Además, apenas llevan un pago en cuatro meses.
¿Considera que las empresas y comercios están listos para abrir con las medidas pertinentes?
Siempre las empresas han estado listas a trabajar con protocolos. No es la primera vez. La empresa formal ha estado mucho más orientada a cumplir estas medidas y protocolos de limpieza que las empresas informales.
Lo que veo es que el gobierno no otorgó credibilidad a las empresas formales y al privarles de producir se provocó una quiebra de muchas empresas y despidos masivos. Por naturaleza, las empresas buscan proteger a sus clientes. Lamentablemente el gobierno y algunas empresas grandes no lucharon por ese principio, por temor a que se creyera que la apertura provocaría muertes y no se informó a la población.
El gobierno de Guatemala no hizo una campaña educativa, no informó sobre los síntomas de coronavirus, sobre el protocolo que se debía usar y la gente entró en pánico. Y al “paniquear” se volvieron agresivas al exigir el cierre, sin pensar en las consecuencias.
¿Cómo ha sido el abordaje del Estado, desde el punto de vista de Salud Pública?
Muy malo. Los sistemas de Salud y Educación son fallidos en este país, todos lo sabemos. Y el doctor Giammattei, sabiendo esto, decidió que todo se centralizara y se monopolizaran todas las acciones relacionadas con la pandemia COVID-19.
Grave error, porque en Guatemala se privó a la población de las acciones que pudieron implementar iniciativa privada, iglesias, pequeñas tiendas y pequeños hospitales. Insisto en que no hubo campaña de concientización ni jornadas médicas. Guatemala ha sido muy buena en las jornadas médicas. No se consideraron acciones como la estrategia de Guayaquil. Debieron haber hecho kits de medicamentos y distribuirlos.
Mientras Guayaquil lleva dos meses abierto, seguimos cerrados. O se hace una alianza con iglesias y otros sectores, o vamos a estallar. Hay tres alcaldías: capital, Santa Catarina Pinula y Mixco, que ya entendieron que deben tener un rol más protagónico con la sociedad civil
A cinco meses ya hubieran realizado jornadas departamentales y municipales. Hubo pánico a nivel mundial y con la OMS que malinformó y no dio un buen protocolo se provocó un sufrimiento a nivel mundial.
Pero Guatemala llegó tarde al COVID y a pesar de ello, no se tomó en cuenta lo sucedido en Europa. Como país tercermundista, Guatemala no puede darse el lujo de quedarse encerrada. Este virus vino para quedarse. Debemos hacer que la gente entienda, si no le quitamos ese miedo, y no lo empoderamos, va a seguir muy mal. Y las economías son las que más sufren.
Hay mercados cuyos comedores están abiertos y a la par un parque cerrado. Y sabemos que los espacios abiertos no son de riesgo. Ya se conocían estos datos. Lo que sí sabemos es que el gobierno y quienes se le acercaron, no conocían el tema. Por ignorancia sucumben los pueblos y si no recapacitamos, Guatemala va por ese camino.