El presidente Joe Biden ha puesto en marcha una medida crucial para salvaguardar la tecnología estadounidense de posibles usos militares en China. A través de una orden ejecutiva, el Departamento del Tesoro tendrá la facultad de prohibir las inversiones de ciudadanos estadounidenses en tres áreas específicas. El objetivo es evitar que tecnología de Estados Unidos termine siendo utilizada para beneficio militar en Beijing.
Redacción Perspectiva
Si bien Estados Unidos ya controla rigurosamente la exportación de tecnologías sensibles a China, esta nueva estrategia gubernamental apunta a prevenir que inversiones extranjeras también impulsen el poder militar chino.
La orden ejecutiva establece que se «prohíbe a los estadounidenses realizar transacciones particulares que involucren a ciertas entidades ubicadas o sujetas a la jurisdicción de un país de interés». Además, la misma orden clasifica a China, Hong Kong y Macao como países de interés.
Las tecnologías en cuestión incluyen semiconductores y microelectrónica, tecnologías de información cuántica y la inteligencia artificial. El Departamento del Tesoro supervisará las inversiones estadounidenses en China que se dedican a actividades relacionadas con estas áreas, en un esfuerzo por salvaguardar la seguridad nacional.
Los expertos del Departamento del Tesoro explicaron que estas áreas fueron seleccionadas debido a su papel esencial en el desarrollo de capacidades militares, inteligencia, vigilancia y ciberseguridad avanzada.
Aunque esta medida tiene un fuerte respaldo bipartidista y ha sido bien recibida, se ha subrayado que no se trata de un enfoque económico, sino de una medida en pro de la seguridad nacional. La administración de Biden reconoce la importancia de los flujos de inversión en la economía, pero su prioridad es asegurar que la tecnología estadounidense no se utilice en perjuicio de la seguridad de la nación.
Esta orden ejecutiva marca el inicio de un período de consulta pública antes de que el Departamento del Tesoro formalice las normas que prohíben las inversiones. La medida se suma a un proyecto de ley bipartidista llamado «de inversión saliente», que fue respaldado por 91 senadores y apunta a salvaguardar la innovación y tecnología estadounidense de posibles usos militares en el extranjero.
