Autor: José Pablo Rodríguez
Alta y Baja Verapaz, tierras de contraste. Estos departamentos tienen muchos increíbles atractivos turísticos que no dejan de sacarle un suspiro a cualquier visitante. Por otro lado, es triste ver como al costado de estos increíbles lugares hay aldeas en condiciones lamentables. En diciembre del año pasado tuve la oportunidad de visitar estos departamentos, y reflexioné sobre algunos cambios que se pueden implementar para que su panorama sea más alentador en este nuevo año 2017.
En los primeros días de mi viaje me pude dar cuenta de algo: la pobreza contrastaba totalmente con los increíbles atractivos naturales del lugar.
Viajar por las carreteras de ambos departamentos significaba ver paisajes de revista y contemplar la gran biodiversidad; sin embargo, ya no se aguantaba ir sentado en el carro con las pésimas condiciones del camino ni tampoco era agradable ver como grandes porciones de montañas vírgenes están siendo deforestadas para varios proyectos agrícolas insostenibles -importante mencionar que nadie está en contra del desarrollo siempre que sea sostenible-. Un camino de aproximadamente 200 kilómetros desde la ciudad capital que normalmente se podría hacer en 2 horas y media termina siendo de 5 horas por la ausencia de infraestructura adecuada.
En los últimos años se han hecho esfuerzos, por parte de entidades privadas y gubernamentales, para preservar la gran variedad de especies (entre ellas está el Quetzal, el cual está en peligro de extinción). Por parte del gobierno, existe la reserva natural Biotopo del Quetzal, el cual tiene un área de 1,153 Hectáreas. Asimismo, existen reservas naturales privadas como el complejo los Ranchitos del Quetzal, que también vela por la conservación del ave símbolo y que posee mayor visibilidad de la misma porque tiene áreas para caminar más extensas. Ambas reservas existen desde la década de los 70´s. En este sentido, se hizo una alianza Pública-Privada llamada el Corredor del Bosque Nuboso para la preservación del hábitat del ave pero realmente el proyecto no ha sido del todo exitoso; no hay responsabilidad por parte de empresas y hoteles, pues destruyen el hogar del Quetzal para beneficiarse económicamente. El Quetzal ya no puede migrar pues esto implicaría su muerte por la desaparición de su hábitat.
Resulta difícil creer que en nuestro himno deseemos que el Quetzal Remonte su vuelo más que el Cóndor y el Águila Real pero que México se preocupe más por preservarlo por medio de innovadores proyectos como la crianza en cautiverio. Realmente, el mismo es más conocido por habitar en nuestras billeteras (con un valor mucho más devaluado); además, ha pasado a ser una figura legendaria más conocida por haber sacado el color rojo de su pecho por la sangre de Tecún Umán.
En las escuelas es más común que se cuente esta leyenda a que se explique cómo preservar su hábitat. Afortunadamente, ya hay modernos proyectos de conservación del mismo. La empresa hidroeléctrica RENACE está lanzando un proyecto de crianza en cautiverio del Quetzal y la creación de un área protegida para la conservación de su hábitat. Es importante notar que no es mero capricho el querer proteger al ave pues se puede promover más ecoturismo que brinde desarrollo socioeconómico a las Verapaces, de los departamentos con mayores índices de pobreza de la nación. Más que ver la conservación del mismo como una limitación para el progreso, se debe implementar un desarrollo sostenible para sacarle provecho la belleza del mismo. Personalmente, yo logré ver al Quetzal y nunca había visto a un animal tan magnífico e imponente.
Es momento de dejar de ver al Quetzal como un símbolo patrio sin siquiera promover su conservación. Es tiempo de darse cuenta que la solución a la pobreza de las Verapaces no está en llevar a cabo proyectos irresponsables que destruyan la hermosa riqueza natural del lugar sino en implementar ecoturismo de belleza incomparable. Está en nuestras manos lograr que este 15 de septiembre venidero el quetzal En sus alas levante al cielo, Guatemala, tu nombre inmortal.