Apremiado por las reglas impuestas por la cámara de instrucción del Fair Play Financiero, el PSG necesita liquidez. Una cantidad cercana a los 60 millones de euros debe obtener el club de la capital en concepto de transferencia de jugadores como medida preventiva a algunas sanciones que pueden recaer sobre la institución.
Tras entrar fuerte en la escena europea con los fichajes simultáneos de Neymar y Kylian Mbappé en 2017, el club debe desarrollar nuevos ingresos para equilibrar los desembolsos. La llegada de ambos futbolistas originan el pago de 180 millones de euros anuales, pero 80 como cifra para amortizar los gastos de fichajes y otros 80 por cargo de salarios.
Cabe precisar que el PSG pudo efectuar este este tipo de operación el año pasado gracias a las ventas de Javier Pastore, Yuri Berchiche, Odsonne Edouard y Jonathan Ikoné, logrando ingresos apróximados de 64 millones de euros. Dentro de ese objetivo, el club ya viene recolectando algunos ingresos tras la venta de Giovanni Lo Celso al Betis de Sevilla por 25 millones de euros y 10 millones como parte de la venta definitiva de Grzegorz Krychowiak al Lokomotiv de Moscú.
En la búsqueda de lograr esos objetivos, el PSG ya tiene señaladas las transferencias de Thomas Meunier, Christophe Nkunku y Stanley Nsoki por quienes negociarán con otros clubes a fin de conseguir beneficios coherentes de acuerdo a sus cotizaciones en el mercado. Meunier, cuyo contrato expira en el 2020, puede generarle al PSG unos ingresos de entre 20 y 25 millones de euros, lo cual va a facilitar el camino ante las obligaciones impuestas por el Fair Play Financiero.
Fuente: AS
