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sábado, septiembre 6, 2025

Lo que dijo, lo que hace y en qué terminará

Aquel eslogan-promesa de campaña electoral: “Ni corrupto, ni ladrón”, fue un importante detonante para una elección inesperada del binomio presidencial.

Sin embargo, apenas un mes después de haber tomado el poder, tanto el FCN, como el propio Ejecutivo dejan mucho que desear en su actitud, aptitud para gobernar y comportamiento ajustado a parámetros mínimamente éticos. La acogida de diputados tránsfugas que ya fueron cuestionados en LIDER (procedencia de la mayoría de ellos), pero también en otras formaciones políticas en las que “militaron”, no solo sorprendió sino que evidenció lo que se temía desde hace unos meses: que todo fuera un vacío discurso y que realmente no había nada nuevo detrás de lo de siempre.

El Presidente, por su parte, lejos de gobernar, se dedica a pasear de una lado a otro en inútiles viajes internacionales o nacionales, supervisando no se que cosas y haciendo acto de presencia aquí y allá con una omnipresencia propia de quien no sabe qué hacer sentado en un despacho. Podría, a modo de sugerencia, dedicarse a esclarecer las cientos de plazas fantasma que hay en cada ministerio, poner orden en las distintas dependencias del Ejecutivo o incluso implementar la ley de servicio civil y organizar las plazas que ocupan inútiles -pero recomendados- funcionarios públicos.

El vicepresidente, mucho menos útil que el anterior, pone en peligro diariamente la vida de ciudadanos atrapados en el tráfico cuando con su interminable caravana invade el carril de subida de una carretera y rebasa impunemente a quienes hacen colas por horas, sin escrúpulo ni razón. Todo una lección diaria de antiética que pueden observar quienes viven por la carretera a El Salvador.

Así las cosas, nos quieren vender “el cambio” cuando realmente no es ni siquiera más de lo mismo, sino lo habitual perfeccionado para que parezca otra cosa, aunque al desenvolver el regalo nos damos cuenta que no hay madera para hacer la política de forma diferente.

El país esta podrido, algo que ya dije en alguna ocasión, y contagia a tantos que será muy difícil encontrar un grupo como aquel de “los 300” que intentó salvar a Esparta. No nos engañemos, tenemos que cambiar nosotros, dejar de buscar la ventaja continuamente o no ser lo pillos que deseamos, en orden a respetar al prójimo y hacer las cosas ajustados a parámetros no solamente legales sino morales (con minúscula).

Pareciera ser que el horizonte se vislumbra grisáceo, con tendencia oscura, tal y como ha ocurrido desde 1985. Eso de ser demócratas no es un tema de normas o constitución progresista, sino de hábitos, comportamiento, costumbres y aceptación de la libertad con responsabilidad. Aquí, como en otros lugares, lo segundo (la responsabilidad) se quedó en el tintero de la constituyente.

Una pena porque seguimos perdiendo el tiempo y las generaciones, y mientras en otros lugares se avanza, aquí incluso los mafiosos retroceden ¿Qué se puede esperar de un futuro con estas condiciones de partida? Seguramente se tiraran de los pelos los enfermos optimistas que diariamente venden sus productos en empresas y grupos sobre la sonrisa fingida con la que hay que comenzar cada día. A fin de cuentas viven en un mundo empresarial alejado de la realidad que prefieren no ver y ocultar con charlas motivacionales y pendejadas similares. Si al pan le llamaran pan, y al vino, vino, sin tanto remilgo, quizá hace años que habríamos cambiado.

Blog personal: www.miradorprensa.blogspot.com

 

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