17.5 C
Guatemala City
domingo, agosto 24, 2025

El liberalismo clásico de John Locke es la base del Estado guatemalteco

Por:  Por J. Federico Rodríguez-Paúl L.


El liberalismo clásico de John Locke es la base del Estado guatemalteco. Todos debemos trabajar para devolvérsela

La crisis política que mantiene en nuestro país la presencia del intervencionismo anticonstitucional actuante en el desquicio de la institucionalidad del estado, representado por la Cicig, únicamente parece poseer como esperanza de resolución, sobre todo ante las acciones de hecho tomadas para mantener al comisionado Velásquez —en conflicto con el cumplimiento de sus funciones la Corte de Constitucionalidad un pseudo-procurador de los derechos humanos y el abuso irracional del derecho de amparo que prevalece— el vencimiento del período del fiscal general y jefe del Ministerio Público. Realmente no tiene ningún objeto para el futuro del país siquiera, el nombramiento de un nuevo fiscal general y menos pensar en una reelección del actual, si no se mantiene en el fondo de la conciencia nacional que el país no podrá seguir adelante, con una entidad de la importancia que debió llegar a tener el Ministerio Público, desplazándose por una línea de ferrocarril fantasma en el desierto, que en un punto desconocido ya no continúa, pero que mientras marcha desbocado en su loca carrera es claro objeto de imposición de consignas, metas y hasta aventuras que en nada se relacionan con los intereses de los guatemaltecos. Porque en todo deshonran las funciones que nuestro pacto social asigna a tales organismos.

Circunstancia que ha venido haciendo cada día más inoperante el sistema de justicia, puesto que bajo el contubernio de la excusa original, de una supuesta transferencia de conocimientos y técnicas de investigación y procedimientos para hacer cumplir las leyes del país, después de diez años lo único vemos es todo lo contrario. Y peor es aún dentro de ese panorama de ingobernabilidad y la ya fabricada “cuña” que atascó el funcionamiento natural y orgánico del aparato gubernamental, integrada por una hija desobediente en el MP, tres magistrados cínicos en la Corte de Constitucionalidad, que contravienen la esencia de sus supuestas funciones de manera necia y empedernida, emitiendo fallos para impedir el desempeño de sus funciones a los funcionarios del Ejecutivo, es el saqueo anticipado que significa para el erario público el que al menos cuatro “países amigos” —-representados al menos uno por una trinca de congresistas de oscuros compromisos y turbios manejos de fondos, con una revolución Obama-Castro frustrada por falta de apoyo popular dentro de los EEUU y tres embajadorzuelos cuyas credenciales deberían de ser sometidas a un proceso de depuración— que le vienen entregando fuertes cantidades a la nefasta comisión, provenientes del dinero de los impuestos de ciudadanos que los tres países nórdicos y germanos, además del de quienes votaron por el líder auténtico Donald J. Trump ya visiblemente desesperados por la corrupción total en la dictadura del partido “Demócrata”.

Con la ayuda de una prensa internacional mentirosa y contraria a todo principio democrático, tales contribuyentes siguen completamente en la luna, desconocedores absolutos de que sus jugosas donaciones se están empleando en un sabotaje descarado en contra de un país que un día les abrió las puertas como amigos y que confió en ellos como testigos de la firma de unos “acuerdos de paz”, jamás aceptados como tales al menos como ha quedado suficientemente comprobado, por los mismos funcionarios de la ONU. Y es que claramente están invertidos esos jugosos fondos donados a la Cicig en nefandos y criminales procedimientos que violan el convenio que el estado de Guatemala firmó con Naciones Unidas, para la creación de esa comisión “anti-impunidad”, desviada en sus propósitos por la “poética orden” impartida por el exvicepresidente Joe Biden, quien antes de conocer el parque central de Villa Nueva siempre creyó que Guatemala era una isla…Y todo a fin de que se implementara según su “dedazo” tal comisión y su tal “mandato” para “luchar contra la corrupción a todo nivel” —empresa para la cual Velásquez es inepto y no poseía experiencia alguna por lo que mira “grupos clandestinos de seguridad” hasta en las galletas escolares, cuyas facturas abundan.

Lo que explica que se dedicara a la extracción de documentos contables que vandálicamente utiliza fuera del contexto financiero ya auditado en que se encontraban, exponiéndolos a cámaras mediante la segura erogación de cantidades que nadie conoce, entregadas a “periodistas” desalmados que le han vendido sus almas al diablo, y que se prestan para esos linchamientos incalificables.

El último de ellos: la más grande las violaciones de los derechos humanos por los mismos encargados de velar por su defensa jamás emprendida por órganos del gobierno guatemalteco, bajo la dirección del jefe de la Cicig, y con la obligación de verle jactarse en burla e insulto de todo respeto para Guatemala y sus habitantes, recurriendo al afrentoso apelativo de “Caja de Pandora”. Como si los fondos de los contribuyentes de esos países amigos estuvieran a disposición de enfermos mentales, que miran en el cumplimiento de consignas trazadas por el ente de injerencia fatídica y promotor de guerra civil en el Triángulo Norte de Centro América, como lo es la “Iniciativa de Justicia” de Open Society Foundations y la revista electrónica criminal y tendenciosa “InSight Crime” y así, puedan seguir creyendo que nadie va a organizarse para detener sus acciones de provocación y verdadero sabotaje contra Guatemala, como es lo más previsible.

Es muy importante recordar para coadyuvar con las nuevas generaciones que jamás han creído en esa nueva descarada forma de apropiarse de un país, al que ni siquiera pudieron dignarse otorgarle las mínimas consideraciones, acusando a su sistema y ciudadanos de ser lo que solo puede concebirse como “innatamente corruptos”, ante esta nueva agresión de corrientes internacionales abiertamente opuestas a los principios y valores que inspiran al conglomerado social guatemalteco, que el liberalismo clásico de John Locke es la base de nuestro estado. Por lo cual los agresores no deben tocar la Constitución vigente y lo que exige la circunstancia actual de todos hoy más que nunca, es trabajar e incluso luchar, si necesario, por devolverle a la nación esa base afectada ya por la promoción del la ilegalidad, el irrespeto, las invasiones a la propiedad privada, las capturas ilegales, la instauración del testigo falso con calidad de colaborador eficaz, la extorsión trasferida a todos los niveles de la actividad económica desde la original planteada por los injerencistas al Congreso con la reforma de la ley en materia de antejuicio y otros temas muy delicados.

Porque estos socialistas modernos identificados con la ahora ex guerrilla comunista de las FARC, son retrógrados por los cuatro costados, quienes junto a sus hoy incondicionales colaboradores, tanto eclesiásticos de la curia episcopal para abajo, como religiosos dentro de los que predominan jesuitas y otros ecuménicamente amalgamados con éstos, quienes además se creen partícipes del “Derecho Divino” de los reyes, para imponerse desde oficinas, cortes o feudos pseudo diplomáticos con ínfulas de pro-consulados romanos, con carácter de modernos reyes “sucesores de Adán”, quienes a imitación del oráculo de esta misma revolución en Venezuela, Hugo Chávez Frías —apadrinado por los Castro desde Cuba, como por la mafia demócrata de Sanders y Clinton en Estados Unidos— destruyen los fundamentos legales de cualquier democracia moderna y, tal como lo seguimos viendo en ese país desgraciado por el “sistema” de dirigentes nombrados por Dios, cuyo mando es incuestionable; mismo al que dan paso volviendo pronto a sus habitantes al estado original de guerras ancestrales.

Una situación imprescindible que necesita la bastardía internacional para crear las condiciones para dar al traste con las bases del estado guatemalteco, que en su fundación com república independiente, libre y soberana, tras la expulsión de un despiadado maestro del saqueo, y una promoción del odio social propio del movimiento revolucionario del jacobinismo fanático e iconoclasta que hizo rodar cabezas en Francia en 1789, más bien se inspiró en el liberalismo clásico del fundador de esta corriente filosófica, política y social: John Locke,el padre de las democracias modernas actuales, cuyas bases que urge recuperar en Guatemala de las manos de los asaltantes del poder que se multiplican con creces, las que encontramos magistralmente expuestas en este video:

 

 

 

Suscríbete a Nuestro Boletín

¡No te pierdas las noticias más relevantes y contenido exclusivo! 📲

Últimas Noticias

Noticias Recomendadas