La publicidad tal como la conocíamos ha muerto. No podemos seguir esperando nada de ella porque el monólogo en el que los productos y servicios nos tenían lobotomizados se ha roto. La existencia de nuevas plataformas de comunicación en formas de redes sociales han hecho que todos digamos lo que pensamos en tiempo real. Eso hace que la recomendación y el tradicional boca a boca sean exponencialmente más rápidos. Entonces, los productos y servicios ya no pueden mentir. Su tiempo de vida depende de la transparencia con la que se manejen. Los planes de mercadeo ya no deberían de ser vistos como planes estáticos, sino más bien columnas vertebrales elaboradas con principios y objetivos sólidos a los que se les puedan adherir tácticas flexibles y dinámicas, que puedan ir emulando la velocidad del mercado. Un sistema de gobernanza caórdico (caos – orden) que proponga una experiencia, no un anuncio llamativo. El anuncio llamativo es parte de la experiencia de la marca. Es parte de la historia de la marca y de su punto de vista acorde a la realidad, cómo encaja en ella y cuál es el aporte real que hace a las personas que conforman su comunidad. Los diseñadores reales son las personas que compran los productos y servicios. Adaptarnos a ellos e ir esculpiendo la marca con sus manos es el nuevo orden. Nunca antes las personas habíamos sido tan protagonistas de lo que sucede en el mercado.. o sí, pero no nos reconocían. Fuimos los protagonistas abusados, ahora debemos ser los protagonistas respetados.
Es por eso que la evolución natural de las agencias de publicidad es de morir y volver a nacer. ¿Cómo? Desarrollando sus propias marcas. Convirtiéndose en incubadoras de negocios. Haciendo lo que le dicen a los clientes que hagan pero ahora poniendo el dinero en donde están sus palabras. Ese es el nuevo giro que le dimos nosotros a nuestra empresa desde su concepción. Luego de 16 años trabajando en publicidad me di cuenta que la única forma de que un cliente te haga caso 100% de lo que hay que hacer, es si uno mismo es el cliente. Porque decir qué hacer sin asumir el riesgo, es fácil. Por experiencia lo sé. Pero asumir el riesgo y tomar el control de cada aspecto del diseño de la marca, desde escoger a los socios hasta poner el producto en el anaquel es totalmente otro juego. Ese juego es el que nos gusta en EUREKA. Seguimos asesorando marcas en el lado de la comunicación estratégica con nuestras herramientas de diseño, comunicación y estrategia, pero también desarrollamos marcas propias, invertimos en los productos y servicios que nos llaman la atención y cambiamos la forma de cobrar haciéndonos participes de los resultados. Es un círculo virtuoso muy interesante, porque al hacer nosotros nuestros proyectos desde cero e invertir nuestro dinero en los proyectos que se acercan y nos llaman la atención, nos podemos poner de una forma más eficiente en los zapatos de nuestros clientes, es más, junto con los clientes nos volvemos clientes de nosotros mismos. Ya no vemos sólo un lado de la moneda, podemos ver y discutir sobre ambos lados de la moneda. Nuestras recomendaciones ya no son percepciones y sensaciones sino son experiencias. Asumimos el riesgo, rendimos cuentas y cobramos el fruto de nuestro trabajo: el trabajo de nuestros clientes, trabajo de Eureka como socios y trabajo de Eureka como agencia.
Hoy en día, trabajamos en la estrategia y comunicación de Dominos, Masesa, Anfora, Chill Out, Santa Tortilla, Financiera SUMMA; y en investigaciones de modelos de negocio como Cemaco, Gasolineras Don Arturo, Café Gitane y otras marcas. Por otro lado, estamos creando dos marcas desde sus cimientos: Posh Nine, concept store de ropa, objetos y accesorios para la mujer en todos sus roles y Esbueno, comida saludable para consumo masivo. También somos socios de Sucrenda, E-Human y RPA, invirtiendo y creando desde el núcleo de estas empresas.
Ya no se trata sólo de hacer buena comunicación, se trata de construir negocios que se vuelvan en marcas que tienen un punto de vista, crean una comunidad y conectan con el ser humano de una forma tan íntima e intensa que ya no haga falta la publicidad ni el mercadeo. No lo sabemos todo, pero lo único que si sabemos con certeza es que la experimentación es la única fórmula que existe.
