El Presidente Morales, o quien le maneje la cuenta de Facebook, reaccionó el pasado domingo ante “algunos artículos y comentarios sobre la ´debilidad´ de la figura Presidencial…”. Aduce que no ha “parado de trabajar duro por recuperar una estructura Estatal completamente destruida inoperante y endeudada, con una crisis hospitalaria sin precedentes en nuestra historia”. La justificación presidencial no concuerda, sin embargo, con los hechos que vivimos los ciudadanos de este país, Presidente incluido.
No cuenta el señor Morales que seguimos sin saber absolutamente nada de cuanto cuesta un ministerio, cualquiera que sea, y qué hace la gente que allí trabaja, porque tampoco se saben cuantos son, a pesar de llevar seis meses al frente del Ejecutivo. Olvida el Presidente que si la crisis hospitalaria era patente cuando llego al poder, no lo es menos ahora, después de que lo ostenta y que los sindicatos siguen haciendo de la suyas, mientras su Vice pacta con algunos de ellos para mantener “el orden” que es tradicionalmente lo que se ha hecho para que, precisamente, exista la crisis que critica. No cuenta en su relato que desconoce cuantos presos hay en las cárceles y que cuando se decidieron a contarlos faltaban algunos, además de que se le escaparon otros del hospital hace apenas unos días. Ignora, el señor Presidente, que no hay avance alguno en ninguno de los ministerios a su cargo, más allá de esas declaraciones de buena voluntad política con las que pretenden opacar las criticas que se vierten ante la inacción.
No señor Presidente, usted no tiene razón. Quizá trabaje duro, tal como afirma, pero no le luce lo que hace o, si quiere de otra forma, igual no está haciendo lo que debe. Llevar pupitres a algunos colegios no es una política educativa y entregar medicinas donadas a ciertos hospitales, tampoco es una política sanitaria. Además, usted debería de haber salido mil veces a explicar cómo vamos, cuál es el plan y tranquilizar un ambiente que se turbia por instantes y que hace que el país no sea atractivo para las inversiones porque además de un parón económico, hay una ligera desaceleración, tal y como hace pocos días le advirtiera el Presidente en funciones del BANGUAT.
Pasa señor Presidente que usted/o ustedes no tienen plan. El partido que lo postuló, y del que ni reniega ni confronta, está por su cuenta y usted mismo esta más perdido que una piraña en un bidet. En este país hay varios poderes que usted no termina de controlar ni de confrontar. Está el Legislativo, del que ya se ha hablado de sobra, el judicial que controla y maneja CICIG/MP, sus amigos del FCN que hacen y deshacen a discreción, su propio Vice y usted mismo, al menos.
Es cierto que es honesto y ni ladrón ni corrupto, algo que hay que agradecerle a estas alturas, pero sea también sincero: ¡poco más! Su bondad no le sirve al país nada más que para evitar que haya otro ladrón como los que hemos tenido (que no es poco) pero no para salvarlo de una crisis como la que padece ni para establecer premisas de gobierno que sean perdurables.
Debe ser poquito menos prepotente y aceptar que cuando no se sabe, no se sabe y salvo que uno se prepare, es imposible además. Debe de asumir su papel histórico que no es precisamente ser pasivo. Tiene que tomar las riendas y arreglar el Ejecutivo ¡qué es su trabajo! Salir a explicar cuáles son los planes para romper esta paralización económica y social producto de una serie de actuaciones fiscales y judiciales que crean una percepción de persecución y merman la confianza ¡Ahí debería haber estado usted!, pero se le echó en falta.
No señor, trabajar no es estar muchas horas haciendo algo que se podría hacer en menos tiempo o que no tiene reflejo. En lugar de utilizar las redes sociales para “explicar” lo inexplicable, mejor olvídese de ellas y dedíquese a hacer lo que debe: liderar el país en época de crisis que no es, ni por asomo, construir pupitres, repartir medicinas, ir a la ONU a pedir la continuidad de CICIG ni marcar el paso en desfiles.
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