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domingo, septiembre 7, 2025

El inexorable chantaje sindical

La prensa escrita nos revela hoy que el ministerio de educación ha concedido la “gestión” de cerca de Q1,000 millones al sindicato joveliano para la distribución la denominada refacción escolar y así llegue a los alumnos de ciertos lugares del país. Algo que la lógica dice que debería ser administrado precisamente por el ministerio, a través de las asociaciones de padres de familia que son las mas interesadas en que las cosas se hagan bien, pasa a manos de la corruptela sindical que se demostró ineficiente, chantajista, burda y plagada de corruptos.

Simultáneamente, y también de forma silenciosa, el pasado 4 de mayo se firmó un acuerdo de entendimiento entre el ministerio de salud pública y el comité ejecutivo del sindicato nacional de trabajadores de salud. En el mismo, el gobierno se compromete a reinstalar a 380 personas que quedaron afuera por diversos motivos. Es conocido que el exministro Rayo, en su momento, declaró desconocer el paradero de unas 4,000 personas que figuran en nómina de dicho ministerio y no se saben en qué lugar trabajan, amén de los contratos de familiares, amigos y el nepotismo existente. Por cierto, todo eso lo pagamos los contribuyentes.

Los dos casos citados evidencian la doble moral del gobierno del señor Morales y también la policefalía existente en el Ejecutivo. Mientras don Jimmy nos distraer con una que otra tontera verbal -humorística o penosa, según el caso- en sus creativas declaraciones (sobran ejemplos), don Jafeth hace lo propio en su campo de acción, también con doble puerta como su casa de La Cañada (por cierto miren quien es el testaferro que se la compró).

Los sindicatos siguen haciendo de las suyas y evidenciados cómo conforman una red de extorsión gubernamental (el mejor ejemplo el del sindicato del Congreso) han decidido pactar bajo la mesa con interlocutores de siempre, con ideología afín y que fueron, y son, participes de la debacle de este país, como es el vicepresidente.


Don Jimmy, sin enterarse, sigue reuniéndose con TCQ o apareciendo en inútiles campañas de imagen que no consigue remontar porque se cumple aquel refrán: “lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible”, y con el cuento de que “no es ni corrupto ni ladrón”, se lava las manos como Pilatos permitiendo que su entorno si lo sea o mirando a otro lado cuando debería tomar las riendas.


Teníamos un 50% de probabilidades de que las cosas cambiaran. A medida que pasa el tiempo ese porcentaje comienza a ser negativo y la esperanza se diluye rápidamente. No va a pasar nada, y aunque me propuse esperar a finales de año, creo, a estas alturas, que los hechos confirman que entramos en una etapa mucho peor que la anterior porque sigue todo igual pero con las cosas “mejor hechas”, más silenciosas y menos llamativas, pero idénticos resultados.

Hay que salir de los políticos corruptos, que siguen depredando el Estado, pero también de los sindicatos que han propiciado que todo esto sea posible. No vale pregonar eso del gobierno abierto y hacer estos pactos de manera silenciada, oscura y bajo la mesa para que nadie los conozca. Además, representan un importante costo para las arcas publicas y son producto de chantajes que, lejos de pensar que contribuyen a la pacificación social -paja que nos venden- sirven para establecer el nivel de tolerancia y aceptación de los nuevos políticos.

En definitiva: estamos igual y el Presidente ni se entera.

 

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