16.4 C
Guatemala City
sábado, septiembre 6, 2025

Entre razón y emoción

Por:  Pedro Trujillo


 

La destitución de tres ministros, la del Superintendente de Administración Tributaria, los rumores de que con el PDH harán lo mismo, el debate sobre la rescisión del convenio que da vida a la CICIG y el proceso de selección de Fiscal General, ocupan la mente, el corazón y también el hígado de parte de la ciudadanía. En un país emotivo como este, es tiempo de darle más espacio al raciocinio y dejar la visceralidad para otro momento. Opacada la razón y en una preocupante dinámica de crispación irracional, es imposible encontrar otras salidas que no sean la confrontación continuada y la agresión verbal o física.

El libro “Obtenga el SI: el arte de negociar sin ceder”, contempla un principio elemental que sustenta el modelo que desarrolla: “Céntrese en el problema y no en las personas”. Resolver el problema requiere ciencia, razón, parámetros objetivos, creatividad y discusión centrada en la búsqueda de soluciones. Acalorarse con las personas, provoca emoción, acercamiento, rechazo, pasión y subjetividad. Tal propuesta invita a dejar de pensar permanentemente en personas y reflexionar sobre cómo consolidar instituciones. Thelma, Foppa, Jordán o Iván, no son tan importantes como el MP, la SAT, la PDH o la CICIG. El debate que se debería promover es cómo hacemos para que esas instituciones -todas las del Estado- sean eficaces independientemente de quien esté al frente de ellas. Es decir, fortalecer o construir institucionalidad en lugar de perder el tiempo en defender a quienes nos caen bien o condenar a los que repudiamos, casi siempre por percepciones más que por cuestiones objetivas. La SAT y el MP deberían funcionar igual o mejor cualesquiera que sean quienes se pongan al frente de ellos o incluso, si procede y conviene, con los mismos titulares porque sean reelegidos.

No se puede seguir en un esquema apasionado de acción-reacción. Si nombran una directiva del Congreso que no agrada se pone un amparo para declararla ilegal; si el PDH hace algo que no gusta, inmediatamente buscan votos entre los diputados para cesarlo; si cesan al SAT porque lo manda la ley, protestan para que se quede; si hay posibilidad de que la Fiscal General sea reelecta, generan manifestaciones a favor o en contra que destacan sus virtudes o resalten sus errores…., y así se continúa con dinámicas contrapuestas que terminan en un esquema circular sin resultados y cuya fuerza centrípeta impide salir de él.

No es posible construir el futuro buscando permanentemente un “salvador de la patria”, un “Simón Bolívar” que sustente un interesado y particular discurso como el que sustenta la violencia y al autoritarismo en ciertos países de la esfera del socialismo del siglo XXI. En su lugar, hay que impulsar la responsabilidad ciudadana y el crecimiento y consolidación de la instituciones, sobre la base de implementar una ley de servicio civil y actuar en política con principios y ética.

Salir del esquema no será fácil porque hay grupos extremistas que viven de la polarización y de los mensajes fatuos, vacíos y falseados. No obstante, es la única forma posible en estos difíciles momentos y para ello es preciso que actúen los tres poderes del Estado. El Judicial debe ser más eficaz y observar los tiempos y formas de ley; el Legislativo aprobar las leyes pendientes sin las cuales no hay posibilidad de avanzar, y el Ejecutivo asumir el necesario liderazgo del que ha estado separado hasta el momento. Si falla alguno todo se cae y quienes más lo sentirán serán los ciudadanos honestos y honrados. Es decir, la mayoría.

 

Suscríbete a Nuestro Boletín

¡No te pierdas las noticias más relevantes y contenido exclusivo! 📲

Últimas Noticias

Noticias Recomendadas