La justicia y el desarrollo integral para las mujeres son la justicia y el desarrollo integral para la humanidad. El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer y es un día que deben conmemorar tanto hombres como mujeres, puesto que se trata de la búsqueda de la equidad que dará como consecuencia un mejor desarrollo para toda la sociedad.
En los primeros meses del 2016 Guatemala ha tenido en la agenda pública muestras concretas de esa búsqueda de equidad y justica, con ejemplos valientes como las mujeres del caso Sepur Zarco, exigiendo justicia y cuestionando a nuestras estructuras sociales, culturales y estatales sobre el rol de las mujeres y su dignidad como personas.
Otro ejemplo importante es el de las organizaciones de mujeres, de derechos humanos, entre otras, que han puesto sus esfuerzos y energía en impulsar las reformas a la Ley electoral y de partidos políticos, que buscan en general, democratizar y transparentar a los partidos y los procesos electorales.
Entre las reformas relacionadas con la democratización de los partidos políticos y la participación ciudadana, se encuentran artículos que promueven la paridad entre hombres y mujeres. Estos han sido, además de algunos relativos a la transparencia en el financiamiento, los que más han despertado posiciones contrarias.
Algunas de las posiciones exponen la imposibilidad real de los partidos, en la actualidad, para integrar a mujeres paritariamente en los cargos de dirigencia o en los listados de candidatos. Otras, que no existen limitantes establecidas como tal en las normativas para la participación de las mujeres. Estos, en todo caso, son argumentos fundamentados en aspectos que se pueden admitir como válidos.
Sin embargo ha habido argumentos como “las mujeres deben pedir permiso a sus maridos para participar en política”, con lo cual se evidencia que la desigualdad y la discriminación son reales. Este tipo de planteamientos demuestra cómo, en la mentalidad de muchas personas, hombres y mujeres (que las hay muchas) las mujeres nacen para servir en sus casas y para sus hijos, no para decidir, por lo que favorecerlas para participar equitativamente en política les parece inclusive “injusto”.
Ante estos argumentos, los contra argumentos son vastos. Uno de los más contundentes propone partir de que la inclusión de las mujeres en la política es fortalecer la democracia y que esto no podrá ocurrir, tal como lo demuestran muchos países, sin implementar mecanismos afirmativos para promover y acelerar su inclusión.
Comentarios como el citado, además expresado por uno de los diputados, muestra que si no se promueve con normas y leyes afirmativas, la participación de las mujeres en puestos de decisión, esta seguirá siendo mínima. Aún con una mayoría de mujeres en el padrón electoral, las electas son muy pocas. En las alcaldías, fueron 9 de los 138 municipios que tuvieron votaciones en el 2015. De un total de 158 curules que tiene el Congreso de la República, únicamente 23 son diputadas.
Promover con mecanismos afirmativos la participación política de las mujeres permitirá que más mujeres accedan a puestos de decisión y aporten, con sus perspectivas y capacidades, a la construcción de un Estado más democrático. No obstante esto no garantiza que las mujeres que participen tengan una visión favorable a la equidad e igualdad de género. Ese es otro tema en el que todos los actores encargados de educar, formar y reproducir la cultura deben involucrarse para valorar a las mujeres tanto como se valora a los hombres en sus diferencias y semejanzas.