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domingo, agosto 17, 2025

Una cruzada hacia la obtención de las competencias que el mundo moderno requiere

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En un reciente viaje a Chile para a la VI Convención de la Asociación de Exportadores de Servicios (ALES) tuve la oportunidad de conocer acerca del Programa 111 mil,  una política pública que los amigos argentinos están implementando, liderados por un gran profesional de la “economía del conocimiento”,  amigo y actualmente Subsecretario de Servicios Tecnológicos y Productivos del Ministerio de Producción de Argentina, Carlos Pallotti.


Programa 111 mil busca proveer a las nuevas generaciones de los conocimientos necesarios para enfrentar las demandas de la nueva economía, y así proveer al país de mano de obra más competitiva para elevar los estándares de las empresas locales y atraer Inversión Extranjera Directa.  Un ejemplo que considero los países de la región deberíamos de imitar.


En palabras de Pallotti “La economía del conocimiento avanza con potencia desconocida, por muchos y muy valederos motivos, pero sobre todo porque somos nosotros en nuestros roles de consumidores, productores, ciudadanos o usuarios quienes convalidamos cotidianamente la utilidad de cientos de diseños, artefactos y procesos cargados de conocimiento. Las sociedades que logren de un modo más adecuado movilizarse hacia un uso racional de todas esas posibilidades y adecuen sus estructuras productivas y sociales a ese contexto se verán beneficiadas de flujos de inversiones y vínculos crecientes”.

El Programa 111 mil se propone facilitar el acceso a formación, para alcanzar en 4 años, la meta de 111,000 personas certificadas: 100,000 analistas del conocimiento (programadores, productores audiovisuales, auxiliares de ingeniería), 10,000 profesionales (ingenieros y licenciados) y 1,000 emprendedores tecnológicos.

Para plantear el logro de esta meta ha sido necesario desarrollar una estrategia país que ha contemplado: La creación de un currículo basado en los conocimientos requeridos para viabilizar el acceso a la industria.  Facilitar una red de instituciones educativas oficiales del sistema de educación técnica.  Proveer materiales pedagógicos adecuados para aquellas personas que deseen certificar, a partir de su propia formación.  Incrementar la oferta de formación de formadores, para poder atender en todos los lugares del país la demanda formativa. Impulsar convenios con Universidades u otras instituciones educativas para que incorporen a sus ofertas, líneas específicas orientadas a la obtención de la certificación propuesta.  Un trabajo coordinado con el Ministerio de Trabajo, para una mejor convergencia de oferta y demanda de trabajo en esta materia. Además, de un sistema específico de atención a la persona que accede al programa (CRM).

Integra además, catalizadores importantes como estimular la vocación hacia las tecnologías del conocimiento intensivo, especialmente en los grupos de más alejados de la industria, entre estos, las mujeres.  Incrementar la visibilidad de la oferta formativa, facilitar la certificación y construir con las empresas un dialogo para que la oferta formativa potencie su competitividad.

Realmente no queda más que decir ¡bravo, así se hace!  Y esperar que el Programa 111 mil sea en el corto plazo un caso de éxito que las economías de la región podamos reproducir.

 

 

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