Estados Unidos confirmó este viernes que enviará bombas de racimo a Ucrania, a pesar de las críticas de Alemania y organizaciones pro Derechos Humanos. El asesor de seguridad nacional Jake Sullivan, prometió que EE.UU. no dejará indefensa a Ucrania y que Kiev ha prometido utilizar las controvertidas municiones “con cuidado”.
Redacción Perspectiva
La decisión se produce en vísperas de la cumbre de la OTAN en Lituania, donde es probable que el presidente Joe Biden se enfrente a preguntas de los aliados sobre por qué Estados Unidos enviaría a Ucrania un arma que más de dos tercios de los miembros de la alianza han prohibido porque tiene un historial de causar muchas víctimas civiles.
«Reconocemos que las municiones de racimo crean un riesgo de daños a civiles por municiones sin explotar», declaró Sullivan en una reunión informativa en la Casa Blanca. «Por eso hemos aplazado la decisión todo lo que hemos podido. Pero también existe un enorme riesgo de daños civiles si las tropas y los tanques rusos arrollan las posiciones ucranianas y toman más territorio ucraniano y someten a más civiles ucranianos, porque Ucrania no tiene suficiente artillería. Eso es intolerable para nosotros».
El presidente Joe Biden «lo aprobó (…) tras una recomendación unánime», declaró Sullivan, quien añadió que es «lo correcto».
Asimismo, dijo que los ucranianos dieron garantías «por escrito» sobre el uso que harían de estas armas para minimizar «los riesgos que suponen para la población civil».
Medios internacionales detallaron que, las bombas de racimo se incluyen en un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania del que el Pentágono ofrecerá detalles posteriormente, precisó Sullivan. El funcionario explicó que Washington retrasó la decisión todo lo que pudo, pero las tropas ucranianas necesitan municiones.
¿QUÉ SON LAS BOMBAS DE RACIMO?
Las bombas de racimo se utilizaron por primera vez en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Fueron diseñadas para destruir múltiples objetivos militares dispersos, como formaciones de tanques o infantería, y causar la muerte o lesiones a los combatientes.
Hace ocho años, Estados Unidos decidió eliminarlas de su arsenal debido al peligro que suponen para la población civil.

 
                                    
