La hegemonía del discurso sobre el desarrollo ha caído y en especial el aburrido estribillo que se anexa a cualquier intención de política respecto a “… buscar el desarrollo…”. En su lugar, se da la bienvenida a la complejidad, a la pluralidad de visiones del mundo y al dialogo como mecanismo para definir el mundo en el que viviremos. Se asiste a transitar diversos caminos bajo el principio básico de movilizarse con sus propios pies y no sobre los hombros de alguien más.
Recientemente un organismo internacional abandonó su añeja clasificación de países según el grado de desarrollo, lo cual conllevaba para algunos la etiqueta de países en vías de desarrollo. Entre las razones de tal distanciamiento se encuentran: i) la caducidad de los términos asociados; ii) la miope visión del desarrollo centrado en los ingresos; y, quizás la más importante, iii) el que la literatura ha definido que las clasificaciones era instrumentales para ciertos fines, como para el establecimiento de criterios para orientar recursos y que su abordaje debe ser multidisciplinario.
La relatividad de los caminos también se presenta en Guatemala y se puede ejemplificar su abordaje según el acento que se da a distintos bienes:
- El desarrollo desde lo local pone en énfasis en los bienes de uso común, como lagos, bosques y otros y en su centro están las relaciones humanas en un ecosistema. Una condición mínima es su carácter participativo y esto cobra más realce dada la diversidad cultural/institucional de Guatemala. Sin embargo, es errado pensar que este enfoque de respuesta a la gestión de bienes públicos, como la defensa, ni a las estrategias de mercado internacional.
- El desarrollo como aumento de la productividad es utilizado más en el sector de grandes empresas. En esta visión, el mercado sigue siendo el enfoque imperante, restando fuerza a una visión incluyente pues no busca abordar los recursos de uso común, algo de suma importancia en Guatemala.
- El desarrollo como razón de un Estado, el cual se encuentra inserto en ciertas intensiones públicas y en leyes que apelan al cumplimiento de la Constitución Política. Como desventaja, el Estado está lejos de ser un referente en lo local y menos de jugar su rol estratégico en la economía.
- El desarrollo como un aspecto personal, el cual se centra en la libertad individual y el derecho a establecer el propio camino, sin necesidad de discursos locales, estatales o de mercado.
Los anteriores ejemplos pueden extenderse literalmente al infinito, ya que se suman los de los organismos internacionales, iglesias y grupos de interés.
Algo útil que ha traído la caída de los grandes discursos radica en el desarrollo como expresión de posturas y como un espacio sujeto de conflictos, lo cual ha eliminado la ingenuidad del desarrollo como un bien público. De esa cuenta, los caminos al desarrollo son variados, interconectados, paralelos y en algunos casos contradictorios.
La Guatemala futura se construirá en el camino, al andar, por la intersección de muchos caminos, con usted o sin usted como actor o actriz principal



































