En entornos empresariales como el actual —cambiantes, inciertos y cada vez más exigentes— gestionar los riesgos no es suficiente. Hay que saber demostrar cómo se gestionan, y sobre todo, cómo se integran en la estrategia del negocio.
Por Lorena Rienzi
Consultora de ADEN International Business School
Según datos del último informe de Deloitte, más del 60% de las pymes españolas admite que gestiona los riesgos de forma reactiva y poco conectada con su visión estratégica. Esto implica que muchas decisiones clave se siguen tomando desde la urgencia, no desde el análisis anticipado ni desde la gobernanza consciente.
Y cuando hablamos de riesgos, no nos referimos únicamente a los financieros o legales. Hablamos también de riesgos reputacionales, tecnológicos, sociales, regulatorios o incluso culturales. Todo lo que pueda impactar en la sostenibilidad y la confianza de una organización merece ser gestionado… y también comunicado.
El verdadero reto: no es identificar riesgos, es liderarlos
Uno de los grandes dilemas que observo como consultora estratégica es que muchas empresas tratan la gestión del riesgo como un proceso aislado del negocio. Lo convierten en un “checklist” para auditorías, en lugar de en una herramienta de liderazgo para anticipar escenarios, priorizar recursos y proteger su propuesta de valor.
En FILO Leadership trabajamos con equipos directivos que quieren cambiar esto. Pymes y organizaciones familiares que están dando el salto hacia una cultura más ágil y consciente, donde la gestión de riesgos forma parte de las conversaciones de estrategia, y no de los informes que se presentan una vez al año.
¿Qué hacemos diferente?
Nuestro enfoque se basa en lo que llamamos «gobernanza resiliente», que articula tres ejes:
- Supervisión activa del Consejo o del Comité de Dirección
- Integración del riesgo en el diseño y ejecución del plan estratégico
- Comunicación transparente con stakeholders internos y externos
No se trata de hacer más documentos. Se trata de tomar mejores decisiones, con más información y menos miedo.
3 buenas prácticas para empezar hoy:
- Evalúa el apetito real al riesgo de tu empresa. No el que está en el PowerPoint, sino el que se respira en las reuniones, en las decisiones, en el día a día.
- Incluye indicadores de riesgo en los KPIs estratégicos. No dejes el análisis de impacto como un anexo, intégralo como parte del cuadro de mando.
- Entrena al equipo directivo en pensamiento de escenarios y toma de decisiones bajo presión. Anticipar es liderar.
Un caso real que inspira
Una pyme industrial con la que trabajamos hace unos meses rediseñó su matriz de riesgos incorporando dimensiones sociales, reputacionales y operativas. Además de aumentar su puntuación ESG ante inversores, logró reducir tiempos de respuesta en crisis un 40% y mejorar la cohesión del comité de dirección gracias a la claridad en roles, protocolos y prioridades.
No fue magia. Fue orden, y un método.