Por: Anna Evelyn Valdez
Columnista de PERSPECTIVA
La maratón ha terminado y se ven innumerables deportistas, quizá extenuados pero sumamente felices y satisfechos por haber cruzado la meta. Las medallas se portan con orgullo y miles de fotos inundan las redes sociales, contagiando la emoción del logro. Y es que llegar a la meta de una maratón no es fácil. Es evidente el entrenamiento físico, pero todo atleta que ha terminado un reto de ese tipo, indicará que igualmente importante es el entrenamiento mental, emocional e incluso espiritual. Lo más curioso de todo, es que independientemente del deporte para el que se entrene, estas características se vuelven necesarias para alcanzar el éxito en cada uno de ellos. Y más interesante aún es pensar que esas mismas características son las que les permiten el éxito a los ejecutivos que desean alcanzar altos niveles de desempeño, o como los expertos los llaman, “los atletas corporativos”. Sin embargo el entrenamiento duro no lo es todo.
Los autores Jim Loehr y Tony Schwartz en su artículo “La creación de un atleta corporativo” publicado en Harvard Business Review, comentan: “Un alto desempeño sostenido demanda fuerza física, fuerza emocional y al mismo tiempo un intelecto agudo. Para que la mente, el cuerpo y el espíritu alcancen su estado óptimo, los ejecutivos deben aprender lo que los atletas de clase mundial ya saben: recuperar la energía es tan importante como gastarla.”
En sus años de experiencia ayudando a ejecutivos a aplicar principios de entrenamiento de atletas, los autores explican que para alcanzar un buen desempeño, los trabajadores deben saber cómo gastar energía y cómo reponerla. Y para lograrlo adecuadamente deben realizarse acciones en las todas las dimensiones humanas. Para visualizarlo mejor crearon la pirámide del alto desempeño, la cual a grandes rasgos muestra los siguientes niveles:
Capacidad física: Es la base de la pirámide. Se refiere al correcto cuidado de la salud física: comer 5 -6 pequeñas y saludables porciones de comida, tomar 4-5 vasos de agua, dormir 7- 8 horas diarias, hacer ejercicio cardiovascular y entrenamiento con pesas cada semana, son algunas de las actividades que permitirá crear resistencia y también la correcta recuperación mental y emocional.
Capacidad emocional: Es el siguiente peldaño y se refiere a la capacidad de identificar las emociones propias y desarrollar la habilidad a través de rituales para manejar las emociones adecuadamente. Esta capacidad crea el clima interno que impulsa el “Estado Ideal de Desempeño”
Capacidad mental: Enfoca la energía mental y emocional en el reto específico con el que se debe tratar. Esta área es en la que se particularmente se enfocan lo ejecutivos cuando desean aumentar el desempeño. Para los autores, unas de las competencias que más se deben desarrollar son el manejo del tiempo, enfoque y las habilidades de pensamiento crítico y positivo.
Capacidad espiritual: Se refiere a la increíble energía que se libera cuando uno se conecta con sus valores más profundos y adquiere un fuerte significado de propósito para su vida. Esta capacidad provee una fuente inagotable de motivación, perseverancia, enfoque y resiliencia.
En lo personal, leer el artículo me hizo pensar que todos sabemos cómo gastamos la energía día con día, y aunque sepamos que es necesario recuperarla, no todos le asignamos la misma importancia. Vivir una vida más plena y feliz puede iniciar con realmente querer contestarnos: ¿Cómo recuperaré hoy la energía? Y ¿Cómo la gastaré más inteligentemente?
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