El verdadero liderazgo comienza con la cultura “El papel más importante de una Junta Directiva —y que debe ser comprendido e implementado al 100% por el gerente general— es moldear la cultura de la organización.”
El activo más importante de una empresa no es la tecnología ni el capital, tampoco el mercado en expansión ni la propiedad intelectual. Es algo que no aparece en el estado de resultados y se llama: cultura.
Por Dr. Virgilio Cordón
Observa las estatuas de deidades o grandes conquistadores: muchos extienden la mano abierta hacia adelante. ¿Sabes por qué? Porque representa unidad en la diversidad. Aunque los dedos son distintos, están juntos.
Muchos piensan que el dedo más importante es el índice, pues señala el camino. Pero el dedo fundamental es el pulgar: es el único capaz de apoyar y también de confrontar a los demás. Sin él, no hay agarre, fuerza ni cohesión. La cultura organizacional es ese pulgar: une, apoya y da dirección.
Algunas personas creen que para estar unidos debemos ser iguales. Pero eso no es viable ni deseable. La diversidad es una fortaleza. Pretender que “todos sean iguales” lleva al estancamiento. Sin diferencias, no hay cambio, ni crecimiento.
Para construir una cultura sólida se necesitan dos pilares: respeto y confianza mutua, y ambos deben empezar por el líder. Algunos exigen respeto por su posición, pero no lo ofrecen a los demás. Este desequilibrio es el origen de culturas disfuncionales.
El líder debe manejar el cambio desde la aceptación, tomar decisiones valientes, construir equipos complementarios y adaptarse a distintos estilos. Solo así podrá generar acciones que resuelvan conflictos y fomenten una cultura saludable.
“Lamentablemente, en muchas universidades nos enseñan el ‘qué’ hacer del líder, pero no el ‘cómo’ hacerlo bien.”
Una buena cultura no se basa en “llevarse bien”. Se construye con reglas claras, consistentes y aplicables en todo momento. Ejemplos sencillos: “No interrumpas a quien está hablando”, “Todos tienen derecho a expresar su opinión”.
Además, la cultura requiere una visión, misión y valores compartidos, conocidos y vividos por todo el equipo.
También necesita estructuras claras y diferenciadas en cada área de la organización. Un ejemplo común: agrupar marketing y ventas bajo la misma área puede ser un error estratégico. Marketing ve el largo plazo; ventas, el corto. Si ambas responden a un solo mando, lo urgente ganará sobre lo importante.
Finalmente, la cultura necesita un líder que inspire respeto y confianza, la cual no se exige, sino que se gana cuando muestra compromiso, capacidad de tomar decisiciones, visión y empatía. El verdadero líder entiende que es más importante “ser” que “saber”. ¿Estas listo para ser ese líder?. ¡Éxitos!.