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jueves, junio 19, 2025

Oferta electoral: poca ideología y muchos intereses corporativos

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Veintinueve partidos políticos están inscritos en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), lo que representa una gran oferta cuantitativa. Revisamos los datos del TSE y en la presente nota, presentamos los hallazgos de esta revisión.

Roxana Orantes Córdova

Una de las características más notables de los numerosos partidos políticos que aspiran a competir en la elección 2023 es la cautela con la que exponen su ideología. En sus estatutos, muy pocos partidos son claros cuando definen su posición ideológica.

Esto exceptúa a partidos que tienen como identidad o marca su orientación ideológica: Partido Unionista, VALOR y FCN-Nación en el espectro de las derechas, mientras URNG, Winaq y MLP izquierdas. Ello, con base en lo expresado por dichos partidos en sus estatutos y en los discursos de sus líderes.

La UNE puede ubicarse a la izquierda por algunas características: 1. Se originó a partir de una alianza con partidos de la ex guerrilla, 2. En 2007, Álvaro Colom fue denominado «la esperanza de la izquierda» y 3. Su líder, Sandra Torres, fue vicepresidente de la Internacional Socialista. Sin embargo, y aunque se define «centroizquierda», recientemente ha sido mencionado como «centroderecha».

Similar es el caso de VAMOS, que se define como «centroderecha» y es catalogado de «conservador» en publicaciones internacionales, si bien en la práctica está a gran distancia de la derecha, especialmente en el abordaje del coronavirus, los desmedidos préstamos del extranjero y la intención de dar poder ilimitado a ciertos ministerios (intento de superministerio de Ambiente y de Planificación).

Transfuguismo, la práctica recurrente

Un artículo de 2010, firmado por Manuel Alcántara-Sáez, del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca, España, revela que ya en aquel momento, la credibilidad de los partidos políticos era un indicador muy bajo en Guatemala, de hecho uno de los países donde la ciudadanía cree menos en estas instituciones.

Como dato curioso, esta falta de credibilidad alcanza a los órganos parlamentarios, y en 2010, en Guatemala, solo un 30% de congresistas tenía confianza en los partidos, indica Alcántara.

Uno de los factores para esta pérdida de credibilidad es el transfuguismo, la práctica más común entre los legisladores y alcaldes, quienes algunas veces han representado hasta a más de seis partidos, lo que evidencia que se otorga mucho más importancia a intereses corporativos (ejecución de obras, aprobación o engavetamiento de leyes), que a la solidez ideológica y la congruencia con los postulados de X o Y organización.

El transfuguismo es una práctica muy aceptada que fundamenta la nula importancia de la identidad ideológica para buscar un puesto de elección popular desde donde es posible resguardar intereses corporativos (desde ONG´s y empresas hasta en ocasiones, grupos fuera de la ley).

Ideologías vs. intereses corporativos

El partido Unión del Cambio Nacional (UCN) fue cancelado a finales de 2022 por supuesto financiamiento irregular. Su fundador y líder, Mario Estrada, purga condena en EE.UU. por vínculos con el narcotráfico. De los 12 congresistas de UCN electos en 2019, por lo menos seis pasaron a las filas del oficialista VAMOS, que también acogió a Manuel Conde Orellana, quien pese a ser diputado del Partido de Avanzada Nacional (PAN), también es candidato de VAMOS.

En 2019, el ex diputado (y constituyente), Fernando Linares Beltranena, señaló a Conde de privilegiar intereses familiares y personales sobre los del PAN que, dijo en ese momento, «pagará los platos rotos».

El Movimiento Semilla vendió como marca la «nueva política». Su accionar no tardó en desmentir esto, y de los siete diputados electos, uno fue expulsado y otro renunció. Además, recientemente adhirieron a Andrea Villagrán, cercana al ex presidente Alfonso Portillo y quien fue diputada por los partidos BIEN y TODOS, donde se le conoció como muy cercana a Felipe Alejos.

En este caso, es patente que la supuesta ideología izquierdista de Semilla deja paso al interés corporativo de sumar una voz (y voto), con experiencia legislativa a su bloque, que en estos cuatro años se caracterizó por ser una bancada anodina.

Similar situación se evidencia en VIVA, grupo político que se identifica como «derechista», pero no vaciló en incluir entre sus filas al ex mandatario Alfonso Portillo (uno de tantos políticos sin una ideología definida), y su ex esposa, Evelyn Morataya, quien durante los últimos cuatro años parecía cercana a la izquierda, tanto por el discurso feminista como por la cercanía con el llamado «Grupo Parlamentario de Oposición» (constituido por tránsfugas y expulsados).

De los 29 inscritos, 11 son partidos nuevos. Entre estos está CAMBIO (reedición de LIDER), además de otras organizaciones que probablemente se queden a medio camino. El elemento común a la mayor parte de estos grupos es la flexibilidad ideológica que se suma a la defensa de intereses corporativos (o familiares), y parece mostrar que en Guatemala, la política no va de la mano con la ideología.

Fuente: Elaboración propia, con datos del TSE y el Congreso de la República.
 

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