Hoy se conoció que 38 activistas de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) se encuentran en huelga de hambre, “plantados”. Al mismo tiempo, la periodista Karla Pérez recibió asilo en Costa Rica, porque su país le negó la entrada. En este contexto, la película Plantados, de Lilo Vilaplana, trasciende lo artístico y se convierte en un documento de denuncia, avalado por informes de la CIDH. Y como música de fondo, la polémica “Patria y vida” parece anunciar que el fin del temor a expresarse llegó a Cuba, después de 60 años de dictadura.
Roxana Orantes Córdova
¡Abajo la dictadura! es un grito que se escucha cada día con más fuerza en Cuba y es coreado por el exilio cubano. Videos caseros y denuncias en redes sociales muestran los muchos frentes de resistencia pacífica que debe enfrentar el régimen de Miguel Díaz Canel, el dirigente del Partido Comunista de Cuba designado por Raúl Castro para sustituirlo.
La oposición en Cuba es de larguísima data. Inició casi simultáneamente a la toma del poder por Fidel Castro y sus “barbudos”. Es necesario anotar que, además de los muchos soldados, policías, funcionarios y trabajadores de servicios del régimen batistiano, los primeros presos políticos en Cuba fueron ex combatientes revolucionarios que se separaron de Castro, decepcionados por el giro comunista de lo que ellos creyeron sería una revolución democrática.
Ese fue el origen de la revuelta conocida como “los alzados del Escambray”, quienes retornaron a las montañas de Cuba para pelear contra sus excompañeros y muchos de los cuales terminaron siendo “presos plantados”, como bien se describe en la película de Vilaplana, estrenada a mediados de marzo y que ya da mucho de qué hablar, entre otras porque fue liberada luego de su filtración en Youtube, lo que es considerado como piratería por el director, aunque el productor Leopoldo Fernández Pujals, sobrino de un “plantado”, dijo a Cubanet:
“Están pirateando la película en todo el mundo. A mí esto no me preocupa. Yo lo que quiero es que vean la película. Yo no he hecho la película para enriquecerme”.
Y es que luego de ver el tráiler, es casi imposible resistirse a buscar la película y encontrarla completa en internet. A las implacables críticas publicadas en diarios del régimen cubano, como Granma, la oposición ha respondido una verdad irrefutable: puede que artísticamente tenga aspectos cuestionables, pero nadie es capaz de decir que esas atrocidades no existieron.
Se trata de un testimonio documental, donde al final aparecen varios de los heroicos plantados, quienes en la tercera edad recuerdan de forma breve y sencilla, incluso con algunos toques de humor, esos años de pesadilla.
Los plantados cubanos fueron y son una lección de dignidad y honor para el mundo, y pese a que su existencia ha sido negada por décadas, están ahí: en la película de Vilaplana, en los libros de testimonio, en los informes de organismos internacionales de derechos humanos, pero sobre todo, en los cubanos que hoy mismo se encuentran plantados en una huelga de hambre para exigir libertad.
“No más destierros, no más represión”
El caso de Karla Pérez es similar al de miles de cubanos a quienes el régimen impide entrar a su país. La diferencia está en la coyuntura, cuando los disidentes del régimen demuestran que perdieron el miedo, porque ya no tienen nada que perder, en un contexto de crisis económica en que las denuncias por escasez de varios productos son cotidianas en Cuba.
Karla es una joven estudiante de periodismo que fue expulsada de la universidad de Las Villas por tener algún vínculo con la agrupación Somos +, liderada por Eliecer Ávila, quien en 2017 realizó una denuncia en el aeropuerto, luego de que las autoridades le confiscaron una laptop que llevaba de Colombia, acusándolo de “enriquecimiento ilícito”.
Expulsada de la universidad, Karla Pérez viajó a Costa Rica para terminar su carrera con una beca y cuando logró su propósito, decidió retornar a su país, pero debió quedarse en Panamá, donde le informaron que no podía ingresar a Cuba, porque tendría “intenciones subversivas”.
La joven retornó a Costa Rica, donde solicita asilo, y el destierro al que fue obligada ha motivado múltiples reacciones de cubanos en diversos países del mundo. El 22 de marzo se realizó una manifestación por ella “y por todos los cubanos que no pueden estar o salir de Cuba por motivos políticos”, señalaron los manifestantes, quienes expresan en redes: #NoMasDestierros #NoMasRepesion.
Huelga “por el derecho a la solidaridad”
Hoy se incrementó de 32 a 38 el número de plantados contemporáneos que realizan una huelga de hambre con un motivo insólito y probablemente inédito: el derecho a ser solidarios. Ello, luego de que activistas de la UNPACU fueran reprimidos y su sede cercada por esbirros del régimen, debido a que estaban distribuyendo ayuda a personas necesitadas.
La Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), es un grupo disidente que activa en la isla y realiza, entre otros, acciones de proyección social: repartir víveres, medicinas y ropa entre la gente más necesitada, por ejemplo. Además UNPACU ha realizado una importante labor de difusión periodística y a través de redes, dando a conocer diversos actos de represión e intimidación contra sus miembros.
Como respuesta a las protestas, los agentes del Estado organizan “actos de repudio” (ceremonias de acoso grupal contra las viviendas y sedes de la organización), agresiones físicas y morales, así como cerco a determinadas instalaciones, como la sede de UNPACU en Santiago de Cuba, donde nadie puede entrar ni salir y hay algunos activistas dentro.
La amenaza contra una captura masiva de los plantados de UNPACU ha corrido a través de las redes, sin ser confirmada hasta el cierre de esta edición. Sin embargo, es “normal” que en una dictadura sostenida por seis décadas, los rumores sean el “pan de cada día”.
¿El arte como un arma de la sublevación?
Desde que Ernesto “Che” Guevara dirigió los fusilamientos masivos en La Cabaña, hasta la actualidad, los cubanos viven en un régimen de férrea vigilancia. Situaciones increíbles en cualquier país del mundo son cotidianas allá.
Por ejemplo, a finales de la década del 70, un grupo de miembros del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), revisaba minuciosamente hasta el último rincón de cada vivienda, y era impensable que alguien osara negarse a dicha “inspección”. El pretexto, garantizar que toda la cuadra vivía con higiene. Probablemente, el motivo era detectar objetos potencialmente subversivos, como grabadoras, cámaras de fotos, máquinas de escribir o dólares.
Los cubanos han vivido 60 años bajo una estricta inspección de todos los aspectos de su vida y obligados a pertenecer a organizaciones de masas desde la más tierna infancia: “Pioneros” se denomina la organización infantil del PCC; comités de defensa, que actúan en cada cuadra; organizaciones de mujeres, de campesinos, de milicias. Es probable que un cubano común pertenezca a tres o cuatro agrupaciones, y en todas es sometido a la estrecha vigilancia de sus compañeros.
Quienes pese a todo se resisten a participar en esas agrupaciones, fácilmente caen en el “Gulag” tropical descrito magistralmente por Vilaplana, de donde es muy difícil salir, aunque es preciso reconocer que en los últimos años, los aparatos estatales de Cuba han modificado su accionar y actualmente, suelen detener por algunas horas a los disidentes quienes pueden ser obligados a pagar multas, aunque hay varios casos documentados de agresiones físicas.
En este marco, a finales del año pasado se produjo una protesta como no había desde 1959 en ese país. Más de 200 artistas, intelectuales y activistas, miembros del Movimiento San Isidro, se plantaron frente al Ministerio de Cultura de Cuba, para exigir la liberación de un activista preso.
San Isidro surgió en 2018 como consecuencia de una protesta ante una ley que restringía (si es posible aún más), la libertad de expresión en la isla. Los participantes en la protesta de 2020 fueron dispersados violentamente, y varios de sus activistas han sido detenidos más de una vez.
Sin embargo, el movimiento se mantiene y se expresa a través del arte. Un ejemplo es la canción Patria y Vida, de los raperos Yotuel Romero, Gente de Zona; Descemer Bueno; el Osorbo y el Funky, quienes en un impactante video expresan la necesidad de un cambio que parece estarse dando.
Patria y vida es el video que puede verse en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=pP9Bto5lOEQ, y que resultó especialmente subversivo para el régimen cubano, al oponer “Patria y vida”, a la ya trillada expresión del comunismo: “Patria o muerte”.
Semanas después del revuelo ocasionado por Patria y Vida, que motivó media docena de respuestas tibias y oficiosas a favor del régimen, se estrena Plantados, un testimonio de lo que muchos cubanos ya sabían pero hoy pueden ver convertido en obra de ficción testimonial, avalada por los informes de organismos internacionales.
Tanto San Isidro, como Patria y Vida, y ahora Plantados, podrían ser signos de que en Cuba se prepara un cambio desde dentro, liderado por artistas que no pretenden irse de su tierra sino por el contrario, cambiar una situación dictatorial que se ha prolongado durante sesenta años, y que los jóvenes plantados de hoy ya no quieren tolerar.
Dos documentos de la CIDH de la OEA que validan textualmente los casos descritos en la película pueden encontrarse en los siguientes enlaces:
Informe de CIDH sobre los «plantados»:
Informe de OAS (CIDH), 2020 que abarca desde 1960 y en el que participó el guatemalteco Stuardo Ralón: