Para la evaluación 2015 del Índice Global de Paz, Guatemala se encuentra en la posición 118 de 162 países, con una puntuación de 2.21 sobre 5 puntos. Respecto de la evaluación anterior, el país mejoró 0.014 puntos, y en su posición en el ranking retrocedió 3 casillas, acercándose cada vez más a las últimas casillas. La serie histórica desde el año 2007 nos permite tener una perspectiva más amplia de cuál ha sido el comportamiento de Guatemala en el índice:
La tabla anterior nos muestra que la puntación de Guatemala en los últimos nueve años no ha variado significativamente, es más, es menor que en 2007. Sin embargo, vemos que, a pesar de que ha cambiado el número de países evaluados, lo que la tendencia muestra es una caída de Guatemala en el ranking comparativo con el resto de países, situándose hoy en 20% de países con menores condiciones de paz en el mundo.
Por otro lado, es importante considerar la evaluación del país en cada uno de los indicadores para identificar las ventajas y desventajas que enfrenta el país, además de tomar en cuenta los resultados del año anterior para tener un parámetro comparativo.
La situación del país es preocupante porque existe un estancamiento en las mejoras generales de Guatemala en términos de crimen, tasa de homicidios, violencia y percepción de inseguridad.
Es importante atender la percepción de inseguridad de las personas, el acceso a espacios públicos para la convivencia pacífica, la confianza en las figuras de autoridad que recorren las calles, la certeza de castigo, el alumbrado en las calles. Sin seguridad no puede existir prosperidad. Las personas deben sentirse seguras en cualquier lugar y bajo cualquier contexto, es un deber
primordial del Estado de Guatemala garantizar la seguridad de su población dentro del territorio nacional.
El tema de crimen organizado sigue permeando a la sociedad guatemalteca, es preocupante que en los últimos años se haya incrementado la presencia de grupos organizados que amenazan la seguridad del país a través de continuas manifestaciones violentas, operando estratégicamente en distintas regiones. El no poner atención a este fenómeno se ha traducido en altos niveles de conflictividad, lo cual conlleva una amenaza latente a la legitimidad institucional del Estado de Guatemala, a tal nivel que la representación de violencia en actos delictivos como extorsión, cada vez va más en aumento.
En esta línea, evaluaciones recientes muestran que la sociedad ha visto mermada su confianza en las instituciones que tienen a su cargo la protección de las personas (i. e. policía y tribunales de justicia), evidenciándose en las medidas de hecho que se han tomado para paliar las grandes olas de violencia e inseguridad que se sufren de manera cotidiana. Esto ha provocado un debilitamiento aún mayor de la institucionalidad del país, fomentando el descontento de las personas respecto a los logros alcanzados, al tiempo que cualquier reforma es vista con escepticismo.
Existe entonces, miedo en la población, existe una percepción de inseguridad y desconfianza. Existen medidas y acciones que todos los individuos toman para «combatir» este sentimiento y al final, repercuten en las relaciones humanas y en la percepción del ambiente. Adicionalmente, persiste el costo económico antes mencionado que va de la mano de un costo social. Ambos representan un rubro en las finanzas de los países, tanto a nivel del presupuesto nacional, como a nivel de empresas privadas.
Al final el costo total es la sumatoria del costo generado para combatir la violencia y mantener la paz, aunado al costo de ingresos que se dejan de percibir».
Es necesario reflexionar sobre las consideraciones antes mencionadas, tomar consciencia de la agenda nacional que representa y el desafío que es para el país. Preservar la paz es una acción integral que abarca todos los ámbitos, incluye a todos los sectores e implica un trabajo conjunto con miras a un futuro próspero y solidario.
Actualmente, la situación de Guatemala es incierta. Si bien los últimos hallazgos en Guatemala de hechos visibles de corrupción y defraudación aduanera han repercutido en inestabilidad y situaciones de ingobernabilidad política, también han abierto un espacio importante para el cambio y la reforma. El inminente involucramiento de la sociedad civil ha permitido vislumbrar posibles cambios al sistema, cambios importantes que pueden repercutir en la reestructuración y renovación del Estado de Guatemala, esto hace más importante la atención a los temas antes mencionados. El fomento de la paz debe ser una condición primordial y parte de un cambio integral en el sistema.
Fuente: Ana Paola P. Lobos, Fundesa.