¿La izquierda internacional agoniza o por el contrario se fortalece con el apoyo de aliados poderosos que ejercen una fuerte oposición a los Estados Unidos? ¿Estamos ante una nueva edición de la “Guerra Fría” y volvemos a ser el territorio donde la izquierda y la derecha internacionales disputan el poder? El reciente Foro de Sao Paulo ilustra sobre los objetivos y situación de esa ideología que mutó del marxismo tradicional hacia el llamado “antimperialismo”, donde incluso tienen cabida fundamentalismos tan conservadores como el islamismo.
Roxana Orantes Córdova
La edición XXV del Foro de Sao Paulo, celebrada en Caracas, Venezuela, entre el 25 y 28 de julio recién pasados, mostró varios elementos que parecen apuntar al ocaso del sueño hegemónico izquierdista. Sin embargo, aliados poderosos de esa corriente ideológica (China, Rusia e Irán, por ejemplo), todavía pueden apuntalar un proyecto que pretende agenciarse con el poder político en América Latina por la vía legal.
Otro elemento que puede ser favorable a los intereses del foro mencionado, es la derrota del mandatario Mauricio Macri, liberal de centroderecha, frente al peronista Alberto Fernández, quien tiene como compañera de fórmula a Cristina Fernández de Kirchner. Esta elección, establecida en Argentina en 2009, define a los partidos y candidatos que participarán y en esta ocasión parece anticipar el triunfo de la oposición.
Este año también se realizarán elecciones en Bolivia, donde las encuestas favorecen a Evo Morales, presidente de ese país desde 2006 quien pretende gobernar hasta 2025. La permanencia de Morales podría indicar que Bolivia seguirá fiel al Foro de Sao Paulo, aunque sucesos recientes parecen inclinar la balanza hacia otro lugar.
Y es que Morales se abstuvo de asistir al mayor cónclave de la izquierda mundial, donde tampoco mandó a una delegación oficial. Días antes, el boliviano estuvo en la cumbre del Mercosur como miembro asociado. En el evento, el mandatario brasileño Jair Bolsonaro evidenció un acercamiento con Morales, y expresó que “no le gustaría” verlo en el Foro de Sao Paulo. El hecho es que Morales se abstuvo de asistir y su canciller expresó que no acudiría una representación oficial de Bolivia, si bien estarían presentes los movimientos sociales.
En cuanto a los resquebrajamientos de una izquierda que hace pocos años parecía expandirse en el continente americano, resalta el rechazo contra la chilena Michele Bachelet de varios asistentes a Caracas. Como funcionaria de la Organización de Naciones Unidas, Bachelet debió condenar públicamente las violaciones contra los derechos humanos del régimen venezolano, lo que le valió diferentes expresiones de distanciamiento por parte de varios asistentes al foro, incluyendo al eurodiputado de Izquierda Unida de España, Manu Pineda, quien aseguró que el informe de la Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos es “un panfleto para asediar y estrangular la economía del pueblo venezolano”.
¿Un fracaso que salió demasiado caro?
La organización venezolana izquierdista llamada UPP89 se dirigió a los asistentes al foro en estos términos: “somos una expresión política de la izquierda venezolana que no reconocemos como de izquierda al gobierno del presidente Maduro”, catalogando como ironía realizar el evento en Caracas.
Otras organizaciones venezolanas de oposición: Primero Justicia, Voluntad Popular, Bloque Parlamentario 16J, Vente Venezuela y otros, además de comunicadores y líderes sociales, expresaron su rechazo al evento, calificado como gris y sin apertura para la opinión pública.
El evento costó al erario de ese país US$200 millones. Según medios de ese país, el hospedaje de unos 400 participantes durante tres noches en los hoteles Alba Caracas y Meliá Caracas, equivaldría a casi 40 mil salarios mínimos de Venezuela.
Además de la exigua asistencia (para los medios opositores 400 personas, según el régimen de Nicolás Maduro, más de 700), medios de oposición venezolana calificaron el evento como “el encuentro donde unos cuantos segundones, representantes de movimientos de izquierda de los continentes acudieron a su convocatoria. No fue suficiente la oferta del régimen de cubrirles todos los gastos. Quizá fue el golpe que recibieran Maduro y su equipo por parte del Informe de la Comisionada de las Naciones Unidas”.
Otro elemento que puede fundamentar la virtual ausencia de los principales líderes izquierdistas, es “el desprestigio que representaría retratarse con un gobierno que ha sido repudiado por más de 60 países, señala la oposición venezolana.
Al respecto, el dictador Nicolás Maduro expresó en la clausura del evento: “Hay gente que cede, que le da miedo tomarse una foto con Venezuela porque Maduro es un dictador y dicen: Maduro es un dictador, y repiten las mentiras de Donald Trump”.
Como sea, el único “líder prominente” que acudió a la reunión fue el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel.
Un tema central del evento mencionado fue reclamar la libertad del ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, preso por señalamientos de corrupción. En el foro se demandó su libertad y se insistió en que Lula es víctima de un complot capitalista.
Entre los participantes estuvieron miembros de diferentes partidos comunistas de varios países y de las FARC de Colombia. Sin embargo, este evento distó mucho de los anteriores donde el triunfalismo y la presencia de mandatarios afines a la ideología bolivariana eran las características.
Alrededor de 190 representantes de organizaciones de los tres continentes acudieron al foro, donde la tónica fue la victimización. Díaz-Canel se lamentó por el “cerco” contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, que según dice, se “cierra cada vez más”.
En 1990, partidos izquierdistas de la región se reunieron a instancias del Partido de los Trabajadores de Brasil, para analizar la coyuntura internacional posterior a la caída del muro de Berlín. En aquel momento, establecieron entre sus objetivos “trabajar por una mayor integración continental, para guiar las acciones futuras de la izquierda en la región”.
El documento final de ese primer foro señalaba que “Uno de los principales objetivos ha sido la búsqueda de un modelo alternativo de desarrollo con justicia social. Otro objetivo importante es el debate sobre integración regional, la evolución de las relaciones entre nuestros países y los diversos mecanismos creados para profundizar estas relaciones”.
Analistas y opositores venezolanos han insistido en que la realidad detrás del discurso en el Foro de Sao Paulo es la captura de los estados, a través de la incidencia en los diferentes poderes del Estado. Entre otras tácticas, señalan, han reformado Constituciones y cooptado tribunales electorales. Venezuela sería el ejemplo más evidente de un país capturado bajo la influencia de esta articulación que sin embargo, parece comenzar a resquebrajarse.
Sin embargo, no es un evento que deba tomarse a la ligera, señalan, porque existen muchos factores que podrían implicar nuevas fuerzas. Entre estos, las alianzas con fundamentalistas islámicos, que subrepticiamente comienzan a abrirse espacios en el continente.