El boom de la participación femenina en binomios presidenciales se estrenó en las elecciones de 2011, afirma el politólogo Christians Castillo. Sin embargo, es inédito que más de cinco mujeres podrían ser candidatas a la Presidencia, señala la diputada feminista Sandra Morán, quien añade que el hecho es positivo y debiera esperarse que también se incremente el número de mujeres en candidaturas a otros puestos de elección popular, como alcaldías y diputaciones.
Roxana Orantes Córdova
Por lo menos cuatro mujeres podrían integrar diferentes binomios presidenciales y otras tres se han mencionado como potenciales aspirantes. Las siete tienen experiencia previa en organizaciones sociales y gestión pública, aunque tres de ellas carecen de fogueo en la política partidaria, como sucede con Thelma Aldana, Thelma Cabrera (de quien se rumora que podría ser candidata del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) y Leiria Vay, de la misma organización, quien también es mencionada como posible candidata.
Evidentemente, serán las asambleas de cada organización las que definan a sus candidatos, pero es un hecho que la mayor parte de las mencionadas son “candidatas naturales de sus partidos”, exceptuando a Aldana, quien a la fecha no tiene un vehículo electoral, aunque ha expresado su intención de ser presidenciable desde que era Fiscal General del Ministerio Público (MP).
Políticas fogueadas
Es un hecho que Nineth Montenegro, Sandra Torres y Zury Ríos son de las políticas más fogueadas y conocedoras del terreno en el ámbito de las contiendas electorales. De Torres y Ríos puede decirse que para ellas, la política es parte de su ADN, puesto que ambas provienen de familias con historial político, si bien en los extremos ideológicos opuestos. Entretanto, Montenegro llegó al ejercicio partidario como viuda de un desaparecido que exigía al Estado conocer el paradero de su esposo, el sindicalista Fernando García.
Aunque Montenegro es reconocida como decana de los diputados (inició su carrera legislativa en 1996). Su labor legislativa resaltó durante años por la fiscalización al manejo de fondos públicos. Quienes han trabajado con ella la definen como una mujer incansable en sus labores. Recientemente fue señalada por la Cicig de financiamiento electoral ilícito, una acusación difusa y que seguramente la diputada logrará revertir. Además, hace varios años se le vincula con el empresario Dionisio Gutiérrez.
A Torres se le conoce como “el poder detrás del trono” de Álvaro Colom. En 2011, intentó inscribirse como candidata presidencial de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), pero no lo consiguió porque su divorcio fue interpretado como una maniobra para evadir el artículo constitucional 186, que impide postularse a cónyuges o familiares de mandatarios salientes.
Sin embargo, en 2015 llegó a la segunda vuelta y su partido, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), logró 36 escaños en el Congreso. Activa participante y dirigente en la Internacional Socialista, se especula que debido a ello goza de la protección de Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), debido a que los señalamientos contra la UNE en el informe de la Cicig sobre financiamiento ilícito (2015) parecen no haber sido investigados.
Zury Ríos es, ante todo, “la hija del general”. Siempre se ha manifestado orgullosa de su padre y fue uno de los bastiones en la vida política de Efraín Ríos Montt. Obtuvo una distinción académica en la Universidad Francisco Marroquín por el promedio más alto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Fue diputada en dos períodos: 1995-99 y 2000-2004. Pese a la imagen conservadora del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), Ríos supo hacer alianzas con el movimiento de mujeres, al que apoyó en más de una ocasión.
En 2015, fue candidata a la presidencia por el partido Visión con Valores, y actualmente, la organización que lidera es el partido Valor. El principal cuestionamiento en su contra es lo que ella siempre ha presentado como su gran fortaleza: la herencia política e ideológica que le dejó su padre.
Funcionarias de seguridad y justicia
Adela Camacho y Thelma Aldana han ejercido puestos vinculados con la aplicación de la ley y la justicia. Camacho es ex titular de Gobernación. Además, estuvo encargada de la reforma policial. La gestión de Aldana ante el MP es ampliamente conocida, en gran parte, por la “buena prensa” de la cual gozó la ex fiscal.
Camacho, miembro de una de las familias empresariales más conocidas en el país, se convirtió en activista como dirigente de Madres Angustiadas, a finales de la década del noventa y posteriormente, se involucró en temas de seguridad, hasta ser ministra de Gobernación. Uno de los cuestionamientos contra la ex ministra es que, durante su gestión en la reforma de la policía, 10 de sus correligionarios de ADN fueron contratados para ese proyecto estatal.
En cuanto a Aldana, inició su carrera humildemente, como conserje en un juzgado y desde ahí ascendió hasta la presidencia de la Corte Suprema de Justicia. Aunque en aquel momento la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), la consideró como vinculada a poderes paralelos, por presuntos vínculos con “el rey del Tenis” y el “Gato Herrera”, la abogada limpió su imagen con una actitud de obsecuente colaboración con Iván Velásquez.
Esto la llevó a ser considerada “punta de lanza” en la lucha contra la corrupción, aunque sobre ella pesan por lo menos tres señalamientos que podrían terminar con su anhelo de gobernar el país: la compra de un edificio sobrevaluado (y que sigue deshabitado), para el MP; la contratación irregular de José Carlos Marroquín como asesor del MP y presuntos nexos con Alejandro Sinibaldi, denunciados por una de las tantas testigos de la Cicig en diferentes casos.
¿Activistas o dirigentes políticas?
Cabrera y Vay, quienes se iniciarán en la política partidaria en 2019, son dos activistas del Comité de Desarrollo Campesino (Codeca), que agrupa a cerca de 45 mil personas en el área rural y es cuestionado por el hurto de fluido eléctrico. Desde julio de este año, presuntos miembros de Codeca invadieron dos fincas: Navajoa, en Morales, Izabal, que posee cultivos experimentales de hule que fueron destruidos recientemente y han sido trabajados por la gremial de huleros y el Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación, y la Agropecuaria Pananish S.A., en Purulhá, Baja Verapaz, donde deforestaron programas del Pinfor.
Estas transgresiones a la ley no fueron consideradas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) al inscribir el partido MPL, pese a que la inmensa mayoría de sus afiliados también son miembros de Codeca. La contradicción entre la comisión de actos delictivos y la participación en la política partidaria desde una plataforma legal, es resuelta por los dirigentes de Codeca (y del MLP), asegurando que el partido político es un instrumento de Codeca.
La presidente de Codeca, Thelma Cabrera, fue miembro de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), hasta que Codeca se desligó de esta organización. Este año, visitó Venezuela invitada por la dictadura de Nicolás Maduro para “intercambiar experiencias y fortalecer la lucha”.
Cabrera se inclina por promover la fundación de un nuevo Estado, porque “la democracia representativa fracasó”. Sin embargo, tal como la mayor parte de sus compañeros en Codeca, tiene como objetivo la instalación de una Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional que permitiría replantear el Estado a partir de la visión ideológica de su organización.
En cuanto a Leiria Vay, en el mundo de las ONG´s y las organizaciones sociales la conocen como “la princesita de Codeca”. Pese al radicalismo del discurso ideológico que sustentan Codeca, el MPL y la propia Leiria, ella escogió estudiar en la universidad Galileo, donde el discurso ideológico y la composición social de los estudiantes, son radicalmente opuestos a las consignas lanzadas por la organización donde nació Vay, quien estudió Licenciatura en Informática y Administración de Negocios. Además, tiene dos maestrías: en Recursos Humanos y en Estudios Políticos Aplicados (en Madrid, España).
Tales son los perfiles de las siete mujeres que los guatemaltecos podríamos ver como candidatas a cualquiera de los dos cargos de elección popular más importantes. Todas tienen sus pros y contras, sus puntos oscuros y sus genialidades. Sin embargo, todas tienen un elemento común: son lideresas, mujeres fuertes y que se apartan de la imagen idealizada y débil que suele atribuirse al género femenino.
¿Mujeres se apropian de la política?
Según Castillo el “boom de las mujeres presidenciables” inició en 2011, cuando el partido Acción de Desarrollo Nacional (ADN), lanzó la candidatura de Adela Camacho como contrapeso para Sandra Torres. Algo como una estrategia consistente en contraponer a mujeres contra mujeres, afirma el analista del Instituto de Problemas Nacionales de la USAC (IPNUSAC).
Castillo afirma que dos elecciones después, el tema resurge como novedoso. “A partir de 2011, las mujeres ganaron en visibilidad, con presencia en la vida política del país”. A diferencia de 2011, existen avances en la presencia de mujeres al frente de instituciones estatales, entre las que se cuentan presidentas de la Corte Suprema de Justicia, tres Fiscales del MP, dos presidentas del Tribunal Supremo Electoral y otras.
Sandra Morán afirma: “es muy importante. En el momento actual, se va a poner sobre la mesa la necesidad de que se exija a los partidos políticos la presencia de mujeres para cargos públicos de elección. Guatemala no reconoce las cuitas ni la paridad”.
Los dos consultados coinciden en que, además de las mujeres, es importante la participación de jóvenes y representantes de los pueblos indígenas. “Pero no solo por ser joven, mujer o indígena. La formación política es indispensable”, concluye Castillo.