Dora Bonilla Berger, la abogada que pasó más de un año en la cárcel, explica que el delito de obstrucción de la justicia por el que Miguel Ángel Gálvez la acusó, jamás fue consumado por ella, ni por el general Erick Melgar Padilla ni los otros sindicados.
Redacción Perspectiva
En entrevista con Perspectiva, Dora Bonilla Berger narró su calvario desde que fue apresada por la CICIG-FECI. En dicha entrevista se omitieron algunos datos que son necesarios para tener todo el panorama sobre este caso de injusticia judicial.
Bonilla fue liberada por aceptación de cargos. Al respecto, ella expone que durante la etapa de su prisión sufrió varios quebrantos de salud. Miguel Ángel Gálvez le mandaba constantemente a psiquiatras del INACIG para evaluarla, lo que contribuía a desestabilizarla.
Ante la negativa reiterada del juez para concederle una medida sustitutiva, pese al arraigo de Bonilla ya descrito en la primera parte de esta nota: “me vi obligada a aceptar lo que no hice”.
Sumado a las presiones e intimidaciones que la jurista sufrió en la cárcel, existen otros dos elementos que agravan la actuación de la justicia bajo el mando de la CICIG-FECI en este caso:
1. El supuesto delito atribuido a Bonilla y a la llamada “estructura criminal”, jamás se consumó.
2. Everardo García Peña, alias “El Mexicano”, quería colaborar identificando a la banda que lo contrató para asesinar a Armando Melgar. Por ello, indica Bonilla, se realizó la reunión en la cárcel.
