Edgar Balsells, ex ministro de Finanzas y analista del Instituto de Problemas Económicos y Sociales de la USAC, y Edgar Ortiz, del Centro de Estudios Económico Sociales, de la Universidad Francisco Marroquín, dieron a conocer sus puntos de vista sobre el Presupuesto General de la Nación, los impuestos y el Estado.
“El mundo se está configurando alrededor de grandes estados”
Edgar Balsells, IPNUSAC
¿Por qué el Presupuesto Nacional de la Nación (PGN) destina un monto mucho más elevado a funcionamiento que a ejecución?
Esto tiene una explicación más política que técnica. Es el imperio del Estado clientelista, totalmente capturado por una clase política patrimonial. Esa clase política lo que hace es llevar a parientes, compañeros del partido y amigos. El presidente del Organismo Judicial tiene a los tres hijos ahí metidos. Los diputados tienen a sus novias como asesoras. Lo más lamentable es que es un gasto de funcionamiento altamente concentrado en empleados con poca calificación, que en el sector privado no ganarían los sueldos que ganan en el sector público.
¿Qué relevancia tiene la recaudación tributaria para financiar el gasto del Estado?
El presupuesto tiene dos grandes fuentes de financiamiento: los ingresos tributarios y la deuda pública. Dentro de esta última, la deuda bonificada. Los grandes ganadores son los bancos del sistema. Son dos las grandes deformaciones: elevado gasto de funcionamiento y deuda con bancos del sistema. Es peligrosísimo que el gobierno esté a expensas del financiamiento bancario. Esto, a raíz de la reforma constitucional del 93, cuando se estableció que los bancos del sistema le prestan dinero al Estado.
¿Qué implicaciones tiene el financiamiento del PGN a través de endeudamiento?
Endeudarse no es el problema. Puedo endeudarme y tengo mi casa, o compro un tractor. Pero si me endeudo para irme de viaje a París en luna de miel…eso son gastos que no tienen efecto multiplicador. El gobierno gasta en sostener a malos trabajadores.
Los impuestos ¿deben incrementarse o rebajarse?
Hay otro problema que se llama obligaciones del Estado a cargo del Tesoro. El presupuesto está atado. Cada vez recibirán más fondos los situados constitucionales e institucionales que hay. Este dinero no quedaría liberado para gastos en programas de desarrollo. Solo una reforma constitucional podría modificar esto.
¿Se debe reducir el personal que trabaja para el Estado?
Es la evaluación del desempeño. Por ejemplo, el IGSS tiene cerca de cuatro mil empleados que son puros trabajadores administrativos, pasapapeles que quedarían fuera si se implementara automatización de procesos. Lo que la administración pública necesita es mejores analistas, una profesionalización de la administración pública, que está cooptada por una gran cantidad de secretarias, choferes.
¿Es injusta la tributación?
Es tremendamente injusta. La desigualdad se amplía para la clase media después del pago de impuestos. Quienes más pagan son el profesional liberal, el emprendedor de las pequeñas y medianas empresas. Es un sistema regresivo, que afecta al que tiene menos y beneficia a los más ricos del país. Y hay que recordar que en el mundo, es parte de una tendencia el desgravar a los más ricos. Es necesaria una reforma fiscal y financiera.
¿Qué pasaría si no existiera el Estado o si este se redujera?
Esta es una idea loca, especialmente cuando la promueve gente que viaja y conoce. En el mundo, la tendencia es hacia mega estados. Estas personas también proponen que desaparezca el banco central y se vuelva al patrón oro. Es un tremendo error que se menciona en el libro La historia de la estupidez. No entiendo por qué se habla de esto, que ni siquiera debería ser objeto de análisis en una revista. Da vergüenza que se siga hablando de esto. El mundo se está configurando alrededor de estados nacionales y mega regiones.
Pienso que hablar de esto es casi como un ejercicio de masturbación mental que no viene al caso, casi como aquellas discusiones bizantinas sobre el ombligo de los ángeles o cuántos ángeles cabrían en la punta de un alfiler. Pero es una buena pregunta porque es triste ver en Twitter gente que piense así, aunque ya casi solo en Guatemala existe el anarcoliberalismo. La escuela austriaca ya no existe, yo lo llamo paleoliberalismo. Y lo paradójico es que quienes pretenden imponerlo aquí, viajan al extranjero y conocen de cerca ciudades como París y Estocolmo, sociedades con estados fuertes.
Edgar Ortiz, CEES
“El Estado ni siquiera sabe cuántos empleados tiene”
¿Por qué el Presupuesto Nacional de la Nación (PGN) destina un monto mucho más elevado a funcionamiento que a ejecución?
Ahí hay varias cosas. Una tiene que ver con el desordenado crecimiento de la fuerza burocrática. Es cierto que es necesaria para que el Estado opere, pero no es el caso de Guatemala, donde crece indiscriminadamente, sin atender a ningún principio de idoneidad, ni mucho menos de necesidad. Lo peor es que ni siquiera sabemos cuántos empleados públicos hay. Sabemos que hay un censo en proceso, esto es absurdo, porque resulta que el Estado ni siquiera sabe cuántos empleados tiene en los distintos renglones. La fuerza laboral no solo se da por el contrato laboral llamado 011, sino por contratos de servicio que de hecho, son empleados públicos casi permanentes. Simulan contratos de trabajo. Luego le exigen a particulares que no simulen contratos pero el que primero lo hace es el Estado.
¿Qué relevancia tiene la recaudación tributaria para financiar el gasto del Estado?
Los ingresos son alrededor del 78 por ciento del presupuesto, cerca del 17 por ciento es deuda. El resto, son donaciones y otros ingresos. Tenemos una parte alta financiada por tributos pero casi una quinta parte está financiada por deuda pública, es un tema que debe tenerse en cuenta. Se dice que nuestra deuda es manejable y relativamente baja, porque usualmente se compara en relación con el Producto Interno Bruto (PIB), lo cual es un poco equivocado, porque hay que compararlo con la capacidad de recaudación que tiene el gobierno. Cuando vemos que no es muy eficiente recaudando ni gastando, nos preocupa que la deuda crezca mucho más allá de lo que el gobierno puede pagar.
¿Qué implicaciones tiene financiar parte del PGN a través de endeudamiento?
Negativas, principalmente porque implica un tema moral. La deuda pública compromete el patrimonio de los que no han nacido, que no han votado por los gobernantes. Desde el punto de vista de la eficiencia económica, resulta que en 2018, el 14 por ciento de la deuda será para financiar funcionamiento, donde están incluidos los pagos de pensiones para clases pasivas del Estado, el Instituto de Previsión Militar, el programa de Adulto Mayor. Se está usando deuda para gastos corrientes. Además, casi el 58 por ciento de la deuda prevista es para pagar deuda vencida. Casi todo el porcentaje es para renovar deuda.
Los impuestos ¿deben incrementarse o rebajarse?
Guatemala tiene que evaluar su sistema tributario en general. Probablemente, con un sistema más simple, el gobierno podría recaudar más. Pero la fórmula no debe ser el aumento de las tasas impositivas sino la readecuación a una realidad económica que no podemos olvidar.
¿Se debe reducir el personal que trabaja para el Estado?
Lo que estamos esperando es el censo de los trabajadores del Estado. Y aquí tienen que haber medidas radicales. Lamentablemente, las leyes laborales tienen una rigidez muy grande respecto a la capacidad de despedir gente que tiene el Estado, pero este debe hacer una reforma radical a su sistema de servicio civil. Identificar a los trabajadores malos, indemnizarlos, ofrecerles una salida amistosa, sacarlos del gobierno y readecuar la fuerza laboral del Estado. Pero mientras no tengamos un censo de empleo público estamos en el terreno de las opiniones. Lo que sabemos es que por lo menos un tercio del presupuesto son salarios. Y eso si es preocupante.
¿Es injusta la tributación?
Creo que hay un ámbito de injusticia en el sistema tributario guatemalteco y es que existe una economía dual. Hay una economía formal, integrada en el sistema tributario y hay una economía grande, de capitales emergentes, informal. No me refiero a la pobre señora que vende jocotes en el mercado y que no paga IVA. Me refiero a capitales grandes que no tributan y no son sujetos de inspección por la autoridad tributaria. Grandes distribuidoras, comercializadoras que no son capitales pequeños, que compiten en desigualdad de condiciones con quienes si tributan y esto es injusto. También está el ámbito del contrabando, que tampoco son sujetos de revisión. Creo que habría que ver la injusticia o justicia bajo la igualdad de reglas. Si unos juegan bajo unas reglas y otros no, el sistema se vuelve injusto y además ineficiente.
¿Qué pasaría si no existiera el Estado o si este se redujera?
El principio tiene que ser: “El Estado nunca debe hacer lo que el mercado puede hacer mejor”. Eso implica un estado pequeño y fuerte. No débil, como el nuestro. Creo que ninguna persona puede estar de acuerdo con la debilidad institucional que tiene el estado guatemalteco hoy. Se necesitan estados fuertes, pero enfocados en sus funciones básicas. Se puede comparar a Suecia, donde la mitad del Producto Interno Bruto (PIB), se va en impuestos, a un país como Taiwan, donde apenas es el 12 o 13 por ciento del PIB el que se va en tributación pero es un estado fuerte y funcional. Entonces uno elige. A mí me gusta más a la taiwanesa que a la sueca. Y no es que sea un estado débil. Guatemala tiene un tamaño similar al de Taiwan, en cuanto al peso del PIB respecto a la tributación, pero la policía no llega, los jueces son corruptos, es un lugar ordenado y no es un estado enorme. En cambio, en Suecia el ciudadano llega a pagar hasta el 60 por ciento de su salario.