Juan Ramón Aguilar gerente de Gestión Ambiental de Cementos Progreso presentó la conferencia “Infraestructura resiliente, adaptación a la variación del clima” durante la segunda edición del Congreso de Economía Circular y Biodiversidad.
Renée Saravia
El jueves 23 de marzo, se llevó a cabo el Congreso de Economía Circular y Biodiversidad organizado por la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), a través de su Área de Ambiente y Recursos Naturales, y el Centro Guatemalteco de Producción Más Limpia (CGP+L).
El evento dio inicio con la conferencia “Infraestructura resiliente, adaptación a la variación del clima” a cargo de Juan Ramón Aguilar gerente de Gestión Ambiental de Cementos Progreso.
Durante el congreso, se presentaron más de diez conferencias, algunas de ellas son: «Infraestructura resiliente, adaptación a la variación del clima», «Eco innovación y su relación con la economía circular», «La valorización de la biodiversidad desde el sector empresarial», entre otras.
Entre los conferencistas de primer nivel que compartieron sus conocimientos y experiencias son: Juan Ramón Aguilar, gerente de Gestión Ambiental de Cementos Progreso; Patricio Astolfi, Director Nacional de Nestlé; Susana Vásquez.
Infraestructura resiliente
Juan Ramón Aguilar abordó la importancia de la infraestructura resiliente y su relación directa con la economía circular. Además, se refirió a importantes temas como la variabilidad del clima.
Aguilar identifica la infraestructura y la resiliencia como dos ejes que al fusionarse permiten incrementar la eficiencia y productividad que encaminan a una comunidad, a un país hacia el desarrollo.
En este sentido, la infraestructura resiliente, se comprende como aquella infraestructura que se construye a largo plazo, que es capaz de soportar las amenazas climáticas, ambientales que pueden ser factores de riesgo.
Asimismo, la infraestructura resiliente nos abre la puerta a promover un enfoque de economía circular. En está dinámica, uno de los objetivos es transformar los problemas en oportunidades.
«La infraestructura debe permitirnos adaptarnos, generar oportunidades y mejorar las condiciones de las comunidades», menciona Aguilar.
Adaptabilidad y resiliencia
Durante su exposición, el gerente de Gestión Ambiental de Cementos Progreso despejó las dudas que existen sobre el cambio climático encaminadas a comprender el papel de Guatemala.
“Desde los Acuerdos de París, surgen tres grandes ejes para abordar el cambio climático: adaptación, mitigación y financiamiento”, detalla Aguilar.
“La adaptación fue diseñada para los países en vías de desarrollo (poco emisores). Mientras que la mitigación fue diseñada para los países desarrollados, capaces de hacer grandes cambios” destaca Aguilar.
Para comprender esto, Aguilar explica que el enfoque de las Naciones Unidas frente al cambio climático es claro y se basa en “la relación causa y efecto”. Esto implica que los países productores deben atender el eje de mitigación y los países en vías de desarrollo, la adaptación.
Aguilar resalta que pese a lo establecido por Naciones Unidas, la mayoría de leyes y financiamientos a nivel mundial, incluida Guatemala se enfocan en el eje de mitigación, dejando de lado la adaptabilidad.
“Nosotros hacemos grandes esfuerzos en Guatemala en el tema de mitigación y dejamos de lado el tema de adaptabilidad. Y podemos verlo en la falta de infraestructura resiliente”, señala el gerente de Gestión Ambiental de Cementos Progreso.
«Aunque en Guatemala decidamos ser 100% verdes, igualmente vamos a seguir recibiendo los efectos provocados por los países emisores», puntualiza Aguilar.
En este sentido, es importante recordar que los países más desarrollados son responsable de la mayoría de emisión de gases. El G20 tiene casi el 78% de emisiones, que confirma la relación entre la emisión de gases y la economía. En el caso de Guatemala, emite 0.08%.
Hacia el desarrollo
Para ser un país desarrollado, es fundamental invertir en infraestructura resiliente, es decir obras que permanezcan a largo plazo y nos permitan avanzar hacia el desarrollo, enfatiza Aguilar.
Otro valor agregado de la infraestructura resiliente es generar proyectos que involucran a profesionales guatemaltecos que le brindan eficiencia y desarrollo al país.
«La resiliencia empieza en uno mismo. También las comunidades deben ser resilientes y tener la capacidad de adaptarse a diferentes circunstancias», puntualiza Aguilar.