Juan Carlos Zapata
Según estimaciones con base en el censo 2018, el déficit habitacional en Guatemala es de 1.27 millones de unidades, las cuales representan un 35% del total de hogares en el país. De acuerdo con el análisis elaborado por el Proyecto Creando Oportunidades Económicas de Usaid, de la mano con Fundesa y Agexport, en el Perfil Vivienda Social, apoyo para fomentar la inversión privada y crecimiento económico, existen diversos retos para reducir el déficit de vivienda en áreas relacionadas al sistema financiero, disponibilidad de tierra y fortalecimiento institucional en el sistema de vivienda y ordenamiento territorial.
Uno de los principales hallazgos del estudio menciona que “subsanar el déficit de vivienda adecuada en Guatemala sigue siendo un tema crítico y este desafío requiere un enfoque integrado no solo de voluntad política de los gobiernos sino una planificación inclusiva a nivel local e innovación por parte del sector de la construcción. Es necesario realizar una reactivación económica enfocada a las necesidades de hoy, no utilizando las herramientas del pasado, y es un trabajo conjunto, ya que implica a múltiples actores del sector privado, público y academia”.
En estos momentos el mismo Banco Interamericano de Desarrollo, de la mano con Fundesa y otras organizaciones, están generando un estudio sobre la cadena de valor del sector vivienda, lo cual pone el tema nuevamente en la agenda política, ya que este es uno de los principales mecanismos de desarrollo del gobierno electo, donde existe una gran oportunidad de aprovechar datos e información proveída por diferentes fuentes para aglutinar esfuerzos que permitan proyectos más sostenibles que fomenten la vivienda adecuada en el país.
Desde mi propia perspectiva, si bien reconozco que hay retos importantes en cuanto al ingreso, que directamente está relacionado con un aumento de la productividad, donde veo un mayor reto es a nivel de las Ciudades Intermedias, para poder articular esfuerzos que permitan no tener que repetir los errores del pasado en la planificación de la Ciudad de Guatemala, que fomentó vivienda fuera de las áreas de trabajo. Empezar a pensar en ciudades de usos mixtos donde se acerque la vivienda adecuada a los lugares cercanos donde existen puestos de trabajo y buscar una planificación de ciudad que tenga los elementos necesarios para contar con ciudades ordenadas, resilientes, incluyentes y competitivas es el gran reto. Un esfuerzo de este tipo debe tomar en cuenta temas que se mencionaron en el Encuentro Nacional de Empresarios por el Desarrollo (Enade 2018), relacionados a la regulación de la propiedad, instituciones y normas, construcción de vivienda, acceso a vivienda, servicios domiciliares y sistema predial.
Para poder operativizar este esfuerzo es una gran noticia positiva que el gobierno electo tenga el enfoque correcto sobre vivienda adecuada, poniendo al centro de la conversación la vivienda como promotor del desarrollo económico y social, tomando en cuenta el crecimiento poblacional, la migración hacia las ciudades, fortalecer el tejido social, una fuente clave para la salud y como un activo patrimonial familiar.
Este tipo de impulso desde una perspectiva multisectorial puede ayudar, además, a generar sistemas financieros y normativas que ayuden a fomentar innovaciones en la vivienda, no solo en el área metropolitana, donde la Municipalidad de Guatemala tiene ya importantes instrumentos para su desarrollo, sino en las ciudades intermedias, que ayude a facilitar el trabajo de los alcaldes en estos municipios. El momento es ahora.