Las encuestas se aprietan en EEUU. En las últimas semanas se han visto ligeras ventajas reportadas para Trump. Sin embargo, los resultados reportados de todas las encuestas ponen a la presunta ventaja de Trump dentro del margen de error estadístico. En otras palabras, se ve un empate técnico entre Donald Trump y Kamala Harris para la presidencia de EEUU.
Por Nicholas Virzi
Trump es ampliamente considerado el favorito en las elecciones presidenciales, principalmente debido al movimiento en las encuestas reportadas en octubre. Varias razones se han dado como causales de ese movimiento a su favor, entre ellas las siguientes:
La negativa de Kamala a marcar claramente sus posiciones políticas.
Kamala no ha explicado por qué esperó hasta que fuera la candidata del partido Demócrata, para cambiar sus principales propuestas políticas. La percepción amplia de que Kamala se desempeña excepcionalmente mal en sus entrevistas en medios. El genio de Trump para captar la atención mediática.
Con respecto al punto 1, Kamala no ha marcado sus posiciones políticas porque su equipo de campaña entiende que las posiciones del gobierno Demócrata actual de la cual ella es la segunda en el poder son bastante impopulares ante el pueblo americano. Solo el 27% de los encuestados creen que el país va en la dirección correcta. El pueblo americano está bastante descontento con la economía, la inflación, la invasión de inmigrantes ilegales que ha colapsado el sistema de asistencia social local, y la proliferación de guerras en el mundo.
En todos estos temas, Trump lidera en las encuestas. Mientras tanto, Kamala lidera fuertemente entre mujeres, que consideran que el derecho al aborto está en peligro bajo Trump. No es poca ventaja la de Kamala, dado que las mujeres votan con más regularidad que los hombres, y el voto temprano en EEUU está reflejando más mujeres que hombres están votando temprano este ciclo.
Sin embargo, hay una clara distinción de cómo los encuestados reportan que iban las cosas cuando Trump fue presidente en comparación con el gobierno actual, del cual Kamala es técnicamente la segunda al mando. Por eso, Kamala tiene que disimular y hacerse pasar como si apoyara a posiciones más parecidas a su oposición que a sus propios principios.
El punto 2 se relaciona con el punto 1.
Kamala Harris es la vicepresidente de un gobierno bastante impopular. Su gobierno tiene alta desaprobación en precisamente los temas que más les importan a los votantes en EEUU, que son la economía, la inflación, política exterior, y la inmigración ilegal que ha destruido el nivel de vida de muchos ciudadanos americanos.
Respecto al punto 3, el desempeño de Kamala en los medios, el consenso es que ha sido desastroso. Antes era un problema para Kamala que relativamente pocos votantes la conocían, y antes de que fuera colocada como la nominada de su partido, Kamala destacaba por tener las peores evaluaciones de cualquier vicepresidente de EEUU. No obstante, su campaña intentó usar su desconocimiento como una fortaleza para llevarla a la Casa Blanca, confiando en el apoyo de los medios masivos en hacerle propaganda política gratis.
Eso funcionó de agosto a octubre, hasta que empezaron a ver resultados de encuestas que indicaban que el pueblo votante independiente la quería conocer más. Esa realización llevó a los Demócratas a cambiar su estrategia mediática, para que Kamala se presentara más ante el público votante.
Una vez Kamala empezó a salir en los medios, su aprobación empezó a estancarse, y luego caer, mientras el de Trump volvió a subir gradualmente.
El problema de Kamala ha sido que entre más aparece en los medios, entre más la conoce el pueblo, más sube su desaprobación. Sus apariencias mediáticas han sido clasificadas en una escala que va desde decepción a desastre. Su fracaso mediático ha sido de tal nivel que en varias ocasiones la campaña de Trump simplemente saca videos exactos de sus apariencias para usar en anuncios en su contra.
A cambio, Trump viene con una racha de apariciones mediáticas que se deben de considerar como éxitos. En primer lugar, aparece en todos lados, no solo los medios favorables a él, que son muy pocos. Asimismo, ha explotado al máximo sus apariencias en medios independientes, que cada vez cobran mayor importancia ante el declive excepcional de confianza de los americanos en sus medios tradicionales.
Encima de eso, Trump ha tenido momentos icónicos de fotos en esta campaña, con la foto de su desafiante postura luego del primer atentado en contra de su vida, la foto de cuando fue acusado formalmente de crímenes electorales en el estado de Georgia, así como su foto atendiendo a personas de a pie como servidor del restaurante de McDonald´s. Si eso fuera poco, Trump acaba de llenar el estadio más famoso de EEUU, Madison Square Garden, en el estado Demócrata de Nueva York.
En su pánico, los Demócratas no pudieron responder con más que acusaciones de que el famoso local se asocia con movimientos fascistas, olvidándose que importantes figuras como los presidentes Demócratas John F. Kennedy, Jimmy Carter y Bill Clinton, en sus campañas políticas.
Dicho lo anterior, se debe de entender que, a menos de una semana del día oficial de las elecciones (5 de noviembre), hay empate técnico a nivel nacional y en los estados clave que determinarán las elecciones, en su conjunto y en cada estado individual.