Juan Carlos Zapata
Ayer, que estuve como observador en algunos centros de votación, me pude dar cuenta de lo temprano que se levantaron muchos guatemaltecos con entusiasmo para emitir su voto. El próximo Gobierno tiene muchos retos y uno de ellos debe ser que, como política pública, exista un enfoque en aumentar el acceso a la electricidad a toda la población, logrando que el Inde cumpla con su papel de fomentar mayor electrificación rural.
La calidad energética significa modernidad. La historia de la humanidad se puede resumir en dos grandes etapas: la edad de la electricidad y todo lo que ocurrió antes de ello. Si bien ahora estamos acostumbrados a un mundo digital, en el país aún persiste un 2.1% de la población, según las cifras más recientes del Banco Mundial, que no tiene acceso a la electricidad y por ello es clave seguir apostando por conectar a más personas.
Según Robert Bryce, en su libro Una cuestión de poder, “la electricidad ha liberado a las mujeres y las niñas del acarreo de agua, del uso de leña en la estufa y de actividades domésticas de lavar a mano”. El trabajar en la urbanización del país, fortalecer la infraestructura crítica hacia el consumo de electricidad y fomentar la conectividad de todos los hogares nos va a elevar la capacidad de contar con mayor cobertura eléctrica y es hacia ahí que los esfuerzos del Gobierno de elevar la cobertura en departamentos como Alta Verapaz, Petén, Quiché y Huehuetenango se deben enfocar.
El poder de la destrucción creativa, como lo sugiere Philippe Aghion, supone una revisión ambiciosa de los fundamentos del éxito económico y un plan para el cambio que nos enseña que, en última instancia, un futuro justo y próspero está a nuestro alcance, pero debemos apelar a la creatividad y no tener miedo a cierta destrucción bien regulada. Esto, en la práctica, desde el sector eléctrico implica que la licitación que está en proceso para el Plan de Expansión de Generación (PEG 5), que debiera ser en el orden de los 1,200 a 1,400 megavatios de energía para satisfacer los requerimientos de la demanda regulada, es tan importante para el país, además de que el Gobierno dé todo el apoyo a los proyectos que fueron licitados en el PEG 4.
La competitividad depende, en gran medida, del sector eléctrico y su capacidad de seguir creciendo conforme aumenta la urbanización, la industrialización y los servicios en el país. Recordemos que Guatemala tiene la gran oportunidad de generar 2.5 millones de empleos adicionales al año 2030, si se sigue impulsando la estrategia de Guatemala No Se Detiene, que tiene aspectos muy claros en materia de atracción de inversión, certeza y seguridad jurídica, infraestructura, capital humano, así como el aprovechamiento de la agroindustria y el turismo, para desarrollar el potencial productivo.
El área metropolitana, así como el crecimiento de las diferentes ciudades intermedias y el impulso a la agenda de desarrollo urbano, son procesos fundamentales que deben ir acompañados por mecanismos de diálogo, consenso y concertación hacia la importancia de la energía, como un catalizador del desarrollo y un proceso claro hacia la innovación y la mejora de la calidad de vida de las personas.
La electricidad es el elemento fundamental para reducir la pobreza, la marginación y fomentar mayor inclusión y desarrollo social. Trabajemos juntos para reducir los cuellos de botella que impiden que el país pueda tener más y mejores proyectos de generación, transmisión, comercialización y distribución y consumo de energía en toda Guatemala.