Las instituciones financieras internacionales (IFI), como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), desempeñan un rol clave en los países en desarrollo (PED). Ofrecen financiamiento, asistencia técnica y recomendaciones de políticas.
Por Nicholas Virzi
“Todos los sectores principalmente afectados por la corrupción incentivada por un mayor gasto público se han identificado como prioridades para el desarrollo de Guatemala.”
El Fondo Monetario Internacional (FMI) se creó en 1944 bajo el sistema Bretton Woods, con la intención de crear un nuevo sistema monetario internacional. De esa misma reunión también nació el BM. Este artículo se enfocará principalmente en el FMI.
El FMI fue fundado por 44 países. Hoy tiene una membresía de 191 países y la capacidad de prestar alrededor de mil millardos de dólares a sus miembros. Ningún país puede ser miembro del BM sin antes ser miembro del FMI, por lo que hoy son casi idénticas sus membresías. Ambas organizaciones brindan asesoría constante sobre como acceder a los préstamos que quieren colocar.
Recomendaciones del FMI para Fortalecer la Competitividad
En su informe sobre Guatemala publicado en agosto, el FMI advirtió que urgía la implementación de reformas procrecimiento. El FMI hizo varias recomendaciones clave, entre ellas aumentar los ingresos fiscales. Además, el FMI subrayó la importancia de implementar un plan nacional anticorrupción y una estrategia a mediano plazo para combatir la impunidad, con cronogramas e indicadores de medición.
Las IFI suelen recomendar una fuerte base impositiva a los PED. Cuando sus ingresos fiscales suben, los PED son más capaces de pagar las deudas públicas que adquieren ante las IFI. Hace más de 20 años, un estudio del FMI encontró que un aumento de los préstamos se asociaba con mayores ingresos del gobierno, mientras que un aumento de las subvenciones se asociaba con menores ingresos.
El enfoque del FMI es subir el gasto público para inversiones críticas que los gobiernos de Guatemala nunca hacen, y luego alinear los ingresos fiscales con ese mayor gasto público que solo viene empeorando en su calidad. Fue el mismo presidente Arévalo quien afirmó que un 40% del presupuesto público en Guatemala se desperdiciaba en corrupción.
Los que descartan la importancia de la efectividad del gasto y la capacidad de ejecución para enfatizar un aumento en el gasto público ignoran la posibilidad de que, en un contexto de baja capacidad institucional y altos grados de corrupción, el acceso a mayores fondos públicos aumenta los incentivos a la corrupción, impunidad, opacidad en la gestión pública y falta de rendición de cuentas.
Aumentar el gasto público descuidando la calidad del mismo también ignora tendencias notables a nivel mundial. Vietnam, reporta Bloomberg, anunció planes para reducir el gobierno mediante la fusión de ministerios y la eliminación del número de sus unidades en “al menos un 15%-20%”. Asimismo, el presidente Milei en Argentina logró cerrar el año sin déficit fiscal y sin default por primera vez en 123 años, haciendo recortes fuertes del lado del gasto. El ejemplo de Milei también se estudia desde parte del equipo de gobierno del presidente-electo de EEUU, Donald Trump.
El FMI recomienda subir los ingresos fiscales al mismo tiempo que admite que urge un plan nacional de combatir la corrupción e impunidad, mejor comunicación transparente con los contribuyentes para que puedan exigir rendición de cuentas. Aquí hay una aparente contradicción.
Si se reconoce que Guatemala carece de los pilares básicos de buena gobernanza, ¿no sería recomendable avanzar en esos pilares de gobernanza antes de aumentar los ingresos fiscales y los incentivos para la corrupción e impunidad?
Combatir la corrupción no requiere aumentar los ingresos fiscales. Se liberan fondos públicos cuando se mitiga la corrupción.
Una vez se pierde la disciplina fiscal, es difícil recuperarla. Estados Unidos es el mejor ejemplo. En 2007, antes de la crisis financiera de 2008, su déficit fiscal era -2.9% del PIB y su deuda pública 65% del PIB. En 2019, antes de la pandemia, las cifras eran -5.8% y 108%, respectivamente. En 2024, las cifras son -7.6% y 121%. El FMI prevé que la deuda pública de EEUU alcanzará 132% del PIB en 2029.
En materia fiscal, Guatemala debe aprender de EEUU de lo que no hay que hacer. Según la fundación Heritage, Guatemala tiene una nota de 87.5 sobre 100 en “sanidad fiscal”, mientras EEUU tiene una nota de 0.
Aumentar el gasto público incentiva la corrupción, especialmente en los PED. El gasto público genera corrupción y búsqueda de rentas, lo que se retroalimenta al distorsionar la estructura y el tamaño del gasto público. (Contemporary Economic Policy) Una publicación del FMI afirma que es la existencia de rentas que motiva el comportamiento rentista. La naturaleza ilegal de la corrupción motiva a los funcionarios corruptos enfocarse en aquellos bienes cuyo valor es difícil de determinar. Por lo tanto, se buscarán productos especializados, la infraestructura, y la salud, pero la educación tampoco se exime de los incentivos de la corrupción, ni las transferencias y pagos de asistencia social donde los burócratas disfrutan de considerable discreción en cómo asignarlos.
Todos los sectores principalmente afectados por la corrupción incentivada por un mayor gasto público se han identificado como prioridades para el desarrollo de Guatemala.
A futuro, Guatemala debe de cuidar su disciplina fiscal y monetaria, y ajustar sus presupuestos públicos a los ingresos fiscales, que podrían aumentarse por la vía de ampliación de la base tributaria. La estabilidad macroeconómica no es condición suficiente para conducir a la industrialización y desarrollo del país, pero si es condición necesaria.