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Ongs, entre el humanitarismo, el negocio y la sedición

el 20 de octubre la fecha que conmemora el movimiento cívico militar que luego se transformó en un golpe de Estado en contra del coronel Ponce Vaides

Julio Abdel Aziz Valdez

La constitución de organizaciones de desarrollo no gubernamental en Guatemala data de al menos 80 años, podríamos tomar como referencia el Club de Leones constituido en 1941 (Guatemala, s.f.) en su capítulo Guatemala se define como una entidad de servicio sin fines de lucro, su aporte en forma de proyectos de asistencia a comunidades pobres deja una guía para otros tantos que surgirán en los años venideros sobre todo la postGuerra y que  luego coronarían con el enorme influjo del programa impulsado por el gobierno norteamericano para las américas denominado Alianza para el Progreso o Alliance for Progress  entre 1961 y 1970 que era la versión latinoamericana del afamado programa de reconstrucción destinado a Europa.

Las organizaciones de asistencia humanitaria que se desarrollan después del hito del Club de Leones en 1941 van a tener el mismo corte, instancias surgidas dentro de las esferas de la alta burguesía que comienza a desarrollar expresiones de responsabilidad social y porque no decirlo, de la necesidad del reconocimiento dentro de aquellas esferas de humanitarismo secular, esto era importante para poder optar a puestos de reconocimiento político local e internacional, en todo caso las inversiones realizadas ayudaron a cientos de miles de personas eso es un hecho.

Por su parte la Alianza Para el Progreso, llevada a cabo por la agencia de cooperación del gobierno norteamericano la AID, definía el asistencialismo como una visión estratégica, sobre todo de cara al avance de las organizaciones revolucionarias que surgen en todo el continente luego de la victoria en Cuba del movimiento 29 de Julio que llevo a Fidel Castro al poder y posteriormente con el influjo de ingentes cantidades de dinero soviético a dichos movimientos armados que afirmaban que el único desarrollo podría provenir del asalto al poder.

Cabe recalcar que la evaluación de lo invertido por el gobierno norteamericano, a diferencia de lo sucedido en Europa, poco o nada marcó la diferencia para lo que sucedía en Hispanoamérica, la corrupción estatal y las estructuras económica precarias hace que mucho de esos fondos vayan a un pozo sin fondo, pero además hay que recordar que el asistencialismo finalmente lo que generaba era dependencia y esto no abonaba a sacar del atolladero a los millones de necesitados, no es raro entonces observar que no es sino con el gobierno republicano de Nixon cuando con el mismo espíritu de la retirada del sudoeste asiático se procediera de la misma manera en el continente.

Por su parte la iglesia católica dominante en el continente ha mantenido sostenidamente asistencia humanitaria casi desde su llegada a estas tierras pero no es hasta que pierde poder con las revoluciones liberales y con el avance de la revolución industrial y el consiguiente avance de las doctrinas socialistas cuando responde con su Doctrina Social (Trigo, 1978) la que se traduce igualmente en actos institucionales de caridad llevadas a cabo por entidades ligadas manejadas por laicos y religiosos, la politización extrema de estas organizaciones se desarrolla en lo más candente de la agresión comunista en el continente y la teología de la liberación comienza a transformar la acción humanitaria en acción política, pero en el caso especial de América Central las entidades humanitarias se utilizan como plataforma de movilización social, los profesionales del desarrollo comienzan a convertirse en activistas.

Desde los sesentas hasta entrada la década de los noventas, y sobre todo después del terremoto de 1976 y de los desplazamientos de refugiados de los ochenta, se produce el crecimiento exponencial de las ongs que comienzan a utilizar el disfraz de labor humanitaria pero en realidad eran los espacios para los activistas y militantes políticos de organizaciones de izquierda que obviamente no podían vivir del  impuesto de guerra recaudados en campo, de extorsiones y robos por otro lado la labor “humanitaria” abría la posibilidad de acceder a la presencia internacional tan necesaria para la propaganda.

En fin, el conflicto armado en Guatemala comienza a declinar precisamente a partir de las campañas contrainsurgentes y desarrollistas fomentadas por el gobierno de facto de 1982 que abrió las puertas a organizaciones humanitarias desligadas de la iglesia católica incluso aquellas surgidas en el seno de la burguesía aprenden a responder a la tragedia de las áreas en conflicto.

Tenemos que hacer una parada acá para aclarar algo, las ONGs son reconocidas como organizaciones sin fines de lucro, no había ganancia en sus acciones lo que obviamente los obliga a recaudar y depender de financiamiento externo el que a su vez mantiene la estructura funcionando, las Ongs burguesas proporcionaban prestigio, los directivos de estas eran empresarios y profesionales su estructura era básica, no había un aparato burocrático detrás porque no era necesario, servicios médicos y demás eran proporcionados con lógicas empresariales, buscaban la profesionalidad y la eficiencia, por su parte los religiosos desarrollan una visión de extensión, al emplear a activistas la idea es llevar la nueva buena a todos los rincones del país, una segunda evangelización militante, estas estructuras sirven muy bien en la captación tanto de nuevos combatientes y de la preparación de la rebelión popular, que por cierto no llegó ni en Nicaragua, ni en El Salvador y menos en Guatemala[1].

Los dos  gobiernos golpistas en Guatemala, el de 1982 y 1983 logran a diferencia del gobierno de Somoza y de las juntas en El Salvador desde 1979 hasta 1982, acabar con la posibilidad de un gobierno impuesto por las armas insurgentes, la constitución de 1985 y los posteriores gobiernos elegidos hasta 1996 se encargaran de sellar tales pretensiones, sin embargo en el proceso de la disminución del Estado para hacerle frente a los retos del crecimiento económico y a las exigencias del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, se cierran oficinas, dependencias y demás pero el problema es que la lógica electoral estaba montada el clientelismo era la respuesta que los gobiernos eligieron para ganarse las simpatías.

Los tecnócratas desempleados pronto identifican en la Ong un negocio no explotado, era la vía para continuar con las labores de ampliación de cobertura de salud, de mejora de la infraestructura educativa, para formar promotores agrícolas, todo lo que ahora el Estado no hacía lo podrían hacer ellos con financiamientos provenientes del Estado que había decidido no ampliar su planilla de burócratas, incluso muchos de estos al cabo de un tiempo se convierten en contra partes o socios de la naciente cooperación internacional de post guerra, no hay que olvidar que los militantes y activistas tenían mucho discurso pero poca consistencia profesional en áreas de salud, productividad y demás aspectos que eran importantes para concretar los acuerdos de paz y atajar las supuestas causas del conflicto.

Un segundo boom de ongs se produce con la disminución del Estado, la acción sin fines de lucro se convierte en acción encubierta con fines de lucro escondido detrás de lenguaje humanitario.

La ley de Ongs, el fin de la discrecionalidad, secretismo y sedición

El nuevo milenio trajo debajo del brazo la enorme disminución de ongs activistas, ya no tenía sentido su existencia sobre todo porque la izquierda contaba y cuanta con todas las garantías para su participación política con todo y que continúan con los discursos victimistas aprendidos durante los últimos años del conflicto.

Muchos de aquellos militantes terminaron como tecnócratas y otros tantos se unieron al negocio ongero que sobrevive en el clientelismo de turno, total el discurso persiste y como buena marca registrada sigue siendo útil.

La labor realmente humanitaria de las ongs históricas se consolidó con el aporte de personas en lo individual, y luego a través de aportes agencias en temas muy específicos como pobreza, medio ambiente, educación, salud, etc pero conforme el crecimiento económico de los países aumento, el aumento de las clases medias y disminución de la pobreza las líneas de ayuda internacional comenzaron a expresarse en ideas y sujetos devenidos como víctimas del sistema como son mujeres, juventud, niñez, cultura, medio ambiente, y lucha contra el cambio climático, además están la propuesta de empoderamiento de las colectividades como pueblos originarios, feminismo, aborto como una ampliación de lo que antes era salud reproductiva, juventud y política o mejor dicho la formación de cuadros que aun no han formado su propio criterio político, lucha por los territorios o la fragmentación de los Estados en pequeñas parcialidades etnocentristas, y demás.

Las agencias que financiaron la idea de disidencia al Estado opresor, al cual endilgaron la responsabilidad de victimario en la narrativa construida en torno al conflicto armado, en realidad financiaban la sedición política, el proyecto de la destrucción del Estado, estas mismas agencias en el periodo del post conflicto se convierten además de financistas de la sedición en meras extensiones de las agendas de los políticos que europeos, los nuevos misioneros de la revolución del siglo XXI.

Acá es donde el negocio de las ONGs de acceder al dinero de fuentes diversas se entrecruza, mientras unos van detrás de los fondos locales otros a los fondos externos, para esa captación el discurso, la narrativa y el juego político son clave, el mostrarse frente al funcionario extranjero o el local que es el que abre o cierra la llave bancaria se ha convertido en una especialidad.

Las leyes como letra muerta han demostrado no servir de nada, falta la voluntad de hacerlas cumplir, la supervisión y monitoreo de las ongs es clave para la gobernabilidad, todos los ciudadanos tenemos el derecho a hacer política y mostrar nuestros puntos de vista, pero cuando esa voz es sustituida por vocerías de políticos inescrupulosos, locales y extranjeros, eso se convierte en manipulación, el dinero público para campañas políticas es tan nefasto como el dinero extranjero para enaltecer figuras construidas de barro solo porque forman parte del ideario de gente que se asume estar por encima del bien y del mal.

La labor humanitaria debe continuar y debe garantizarse, pero esta debe ser apolítica en la definición y en la práctica, y por mas que intenten manipular los discursos se debe diferenciar de los que se esconden detrás de ella para concretar sus agendas particulares, si desean imponer el feminismo o la versión fundamentalista del etnicismo al menos tengan la vergüenza de hacerlo con dinero propio.

Referencias

Guatemala, C. d. (s.f.). www.clubdeleonesgt.org. Obtenido de http://clubdeleonesgt.org/historia.html

Trigo, P. (mayo de 1978). www.nuso.org. Obtenido de https://nuso.org/articulo/doctrina-social-de-la-iglesia-si-pero-que-es-eso/#:~:text=La%20moderna%20doctrina%20social%20cat%C3%B3lica,y%20a%20la%20revoluci%C3%B3n%20socialista%20amenazante.&text=La%20doctrina%20social%20cat%C3%B3lica%20nace,su%20rechazo%20


[1] Guatemala se encontraba lejos del epicentro revolucionario, pero contaba con la cercanía de Mexico como centro de referencia y con una vigorosa clase intelectual que en término de un par de años se autoexilia y desde ahí comienza a desarrollar la siguiente fase de las ongs

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