Julio Abdel Aziz Valdez
Si, de nuevo a las calles, de nuevo bloquean accesos y de nuevo amenazan con afectar la economía nacional, ¿la razón? Que inscriban a sus candidatos a presidente y vicepresidente para las elecciones generales 2023 inmediatamente.
Frente a este suceso que nuevamente importunó a miles de ciudadanos en la ciudad capital y que muestra la cara violenta del Partido Movimiento para la Liberación de los Pueblos por sus siglas MLP corriente político partidaria de CODECA, las reflexiones no se hacen esperar, empecemos por reafirmar dos aspectos: 1. Si tienen derecho a manifestar su descontento, esto aunado con el si tienen derecho a exigir que se les explique por qué sus candidatos no fueron inscritos y claro la autoridad les debe esa explicación que para el caso es la misma que se ha dicho en los medios, su propuesta de vicepresidente posee denuncias por un finiquito con anomalía y al ser esto un requisito para los candidatos pues se denegó la inscripción. 2. No, no tienen derecho a bloquear el tránsito y peor aún amenazar con medidas violentas. Resulta contradictorio, para quienes aceptan el juego democrático, que al final cuando no se les concede de ley lo que exigen recurran a la violencia para imponerse.
Viendo estas reacciones callejeras y declaraciones amenazantes nos preguntamos ¿Qué pasaría si por azares del destino este partido llegase al poder? No es una pregunta carente de fundamento si tomamos en cuenta que esta fórmula se ha repetido en otros países de la región y que ellos mismos alcanzaron un valioso 4to puesto en las anteriores elecciones.
Lo obvio, la utilización de la violencia como arma, las justificaciones al parecer abundan y hasta los periódicos de mayor circulación lo reafirman, columnistas y académicos anuncian el fraude contra la extrema izquierda como si Semilla, URNG, VOS y Winak no fueran lo suficientemente radicales para el gusto de quienes disfrutan de las mieles del sistema que les da de comer.
Pareciera un anuncio denostado y perteneciente a la época de la Guerra Fría pero ¿por qué mantener vigente un partido político que abiertamente ha expresado su interés primario con destruir el Estado vigente? La respuesta a ello solo se encuentra en la esencia misma de la democracia que al parecer no les interesa a esos dirigentes.
La violencia y la amenaza de ella es un problema diferente a la situación misma de un posible acto administrativo mal intencionado, déjenme explicar, más allá de que sostenga que el partido MLP es una organización que se sostiene de actos delincuenciales ampliamente comprobados y su presidenciable forma parte de esta estructura, no podemos descartar que la posibilidad de que haya una mala intención detrás del accionar del Registro de Ciudadanos, para dilucidar esto está la ley y los abogados para exigir que se cumpla, pero una vez dilucidado esto, la violencia que se podría usar se convierte en un problema aparte.
Por décadas los intelectuales de izquierda intentan justificar la violencia de izquierda planteándola como la respuesta a una injusticia, y no es cierto. La violencia debe juzgarse aparte y los que la promueven y justifican igual. Ahora si podemos ubicarnos en un escenario hipotético donde un MLP gobierne con Thelma Cabrera a la cabeza, la pretensión hacia el autoritarismo es evidente, la super idealización del pobre y el indígena, en tanto versión étnica de la pobreza, que es una cantaleta perenne en el discurso de izquierda se convertiría pronto en la narrativa oficial, y bajo esa bandera todas las acciones de destrucción de la propiedad y de las instituciones es válido.
No logro entender a quienes asesoran a este partido en esta fase de las elecciones, les convendría mejor cambiar candidato vicepresidencial que nuevamente recurrir a la violencia, ya que con esta lo que obtendrían sería más repudio que simpatía, y no es cierto que los pobres e indígenas, en su conjunto, vean en ellos una alternativa, ya que este voto esta desperdigado en todos los partidos.