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jueves, junio 19, 2025

El impacto económico en los programas de transferencias monetarias condicionadas

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Al momento de realizar un análisis sobre los programas sociales específicamente las trasferencias monetarias condicionadas (TMC) posee un elemento un tanto positivo como negativo, en la economía.  Es decir en la medida que se genera el aumento del ingreso disponible modifica de manera casi inmediata las decisiones de consumo y productivo de los hogares beneficiarios, y en algunos casos produce un impacto indirecto en los hogares no beneficiarios. A lo cual se suma la evidencia de estudios de impacto económico para los programas de transferencias con corresponsabilidad (TMC) para Brasil y México (Angelucci, M., & De Giorgi, G., 2006; Barrientos, A.y Sabatés-Wheeler, R., 2010 y 2006; Cuhna J., De Giorgi G. y Jayachandran S., 2010; Asfaw y otros, 2012).


En los últimos años, los programas que realizan transferencias de ingresos han alcanzado especial relevancia en la región. Desde el surgimiento del Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa, hoy Oportunidades) de México en 1997, los programas de transferencias con condicionalidades (TMC) se han diseminado por todos los países de la región, convirtiéndose en un instrumento central de protección social y lucha contra la pobreza extrema, con una cobertura que alcanza el 19,3% de la población regional y 0,4% de su PIB (Cecchini y Martínez, 2011).


La lógica  económica de las TMC es que con la transferencia se mejora el capital financiero de las personas, incrementando el ingreso familiar a fin de erradicar o reducir la extrema pobreza, y personas en vulnerabilidad social y con ello la capacidad de consumo de bienes básicos, es necesario afianzar la TMC con la presencia de condicionalidades de entrega de lo contrario no se estará culminando el proceso y el objetivo principal de reducir indicadores de desigualdad que tanto atrasan el desarrollo social y productivo.

 El peso que tienen los objetivos de corto o mediano plazo (ingreso o desarrollo humano) varía entre las distintas TMC existentes en la región, pudiendo identificarse tres tipos: programas de transferencias de ingresos con condicionalidad blanda (tipo Bolsa Familia), programas de incentivo a la demanda con condicionalidad fuerte (tipo Oportunidades) y sistemas o redes de coordinación programática con condicionalidades (tipo Chile Solidario) (Cechini y Martínez, 2011).

 Sin importar de la fuerza de las condicionalidades y los montos de transferencia, ambos intervienen en las decisiones de las personas beneficiarias. Por un lado, el efecto directo de la transferencia monetaria crea un aumento en el ingreso disponible y por tanto una modificación en las decisiones de consumo, de igual manera el efecto en la inversión local en el caso que afecte el sector productivo en los hogares. Por otro, la mejora en el acceso a un servicio puede modificar las decisiones de compra o de sustitución entre bienes en el hogar y variar la demanda de un determinado bien o servicio. En definitiva, ambos son una inyección de recursos (directa o indirecta) en el mercado.

 

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