Lorena Rienzi
La fórmula del arte sincronizado para construir equipos que consiguen resultados extraordinarios.
Recuerdo cuando hace unos años atrás, mientras escribía mi segundo libro: “Liderazgo
Intuitivo” que mi exjefe me recomendó buscar la colaboración con los demás que habían tomado
decisiones clave en su liderazgo profesional basadas en la intuición porque era una buena manera
de seguir aprendiendo y dar valor real a aquellas ideas que necesitan ser materializadas en
momentos de alto nivel de incertidumbre con casos concretos. Sin saberlo, este segundo libro me
supuso el mayor reto que había asumido en esos momentos mientras ejercía el liderazgo el
negocio de mi anterior empresa.
De esta lección sobre escribir un libro de la mano de más de diez amigos – clientes líderes de
empresas, fue relevadora porque entendí los retos que significa verdaderamente comunicar con
las personas, los equipos y la sociedad: que es conectar de manera sincronizada. Ya que para
hacerlo hay que dedicar grandes dosis de tiempo y energía a los demás. Algo que yo suponía
hacer con mi equipo hasta ese momento, pero cuando quieres realmente un impacto mayor, que
verdaderamente trascienda, esta comunicación ha de venir desde muy dentro de nosotros
mismos: desde el propósito que nos mueve. Y asegurarnos de que la idea que tenemos en mente
sea comprendida perfectamente por cada persona que se une a un proyecto y de cómo cada uno
de ellos puede aportar valor real para que sientan que su intervención realmente tiene un peso
genuino, auténtico y que suma, y que no lo hacemos simplemente “porque toca”.
Y si esas personas, no son tus colaboradores que tienes directamente a tu cargo, el desafío que
este supone es mayor. Porque tiene que ver con la capacidad de sincronización de la
comunicación en el liderazgo hacia otros líderes.
Uno de los aspectos más notables que aprendí de uno de los deportes en el club donde solía (y
suelo) hacer deporte a menudo fue la práctica de la «natación sincronizada» o «ejercicios de
calistenia sincronizados» en el agua que me sirvió para comprender lo que en ese momento
consideré fundamental: para crear magia, hay que conocer la precisión de los mensajes y como
estos se relacionan unos con otros.
Si nunca lo habéis visto, os lo recomiendo, ya que no sólo es un espectáculo fantástico para
observar, sino también una lección de autoliderazgo, y liderazgo que pone el foco en el valor del
trabajo en equipo, la comunicación y coordinación disciplinada que se percibe en la precisión de
los movimientos. Y lo que tiene mayor valor: que en el silencio existe una relación entre las
personas que se genera desde la más profunda confianza.
Desde el agua, uno puede observar en estas coreografías, a atletas que realizan movimientos de
gimnasia, danza de manera extremadamente conectados entre sí.
Cuando aún hoy me siento en las gradas, lo que puedo percibir desde arriba es que estos
movimientos y formas forman dibujos, números, y diferentes números con una conexión entre sí
absoluta. Y estos momentos de mirada apreciativa me recuerdan el poder del liderazgo de un
equipo y la coordinación con comunicación efectiva que pueden generar los líderes que realmente
creen en el potencial de sus equipos y colaboradores.
Aún hoy me pregunto, ¿cómo podríamos aplicar alguno de estos principios en el liderazgo de la
natación sincronizada de nuestros propios equipos para que consigan resultados extraordinarios
de manera más efectiva?
Me viene una respuesta: haciendo STOP.
Como coach profesional, me gustaría resumiros algunos aspectos que pueden ayudarnos a los
líderes de hoy día a hacer STOP. Estos son:
1º STOP: Antes de hablar, revisar desde que lugar lo haremos, y apostar por una comunicación
asertiva, efectiva, proactiva, y para ello hemos de desarrollar e invertir en nuestras propias
habilidades de comunicación. Para que seamos capaces de lograr un verdadero entendimiento en
todos los lugares y rincones de la empresa, y asegurarnos de que seamos percibidos
correctamente y de la forma que realmente buscamos con todos nuestros interlocutores.
2º STOP: Cuando tengamos a una persona enfrente, consideremos que la llave que lo puede todo
es: generar confianza, y quiero destacar con ello, cuando me refiero a confianza es la que es
entendida como la capacidad de ese líder de crear espacios de conexión y diálogo verdadero con
sus colaboradores, donde éstos puedan expresarse con absoluta transparencia sin miedo a ser
criticados, juzgo, o recriminados y evaluados. Y que sientan que realmente se les tiene en cuenta.
3º STOP: En vez de abrir juicios de valor, o sacar suposiciones, poner a prueba nuestra Inteligencia emocional, reconocida como una de las habilidades más importantes a desarrollar en cualquier puesto de liderazgo dentro de las empresas para liderar equipos. Y esto comienza desde saber reconocer en uno mismo y en los demás nuestras propias emociones, para saber gestionarnos y gestionar a las personas que forman parte de nuestro equipo.
Aquello que hagamos en los próximos meses va a repercutir como nunca antes en todas las
personas que nos rodean. Y por eso en una era en donde la velocidad es lo que prima, estos tres
STOPS nos permiten que no sea un riesgo, sino un desafío enorme como empresas,
organizaciones, como personas, y, por supuesto, como LÍDERES.
Si quieres descubrir más sobre COMUNICACIÓN y COLABORACIÓN te invito a que veas este video
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